El presidente de la Cámara de Comercio de Barcelona, Miquel Valls, ha asegurado que la economía catalana ha demostrado tener capacidad para superar la inestabilidad política, y ha afirmado que la decisión de las empresas de mover su sede social fuera de Cataluña "no tenía nada que ver con la situación económica, sino que era más por cuestiones psicológicas".
"En un momento determinado pudimos pensar que podía haber algún descalabro político, pero hubo un momento en que vimos que la estabilidad económica era un hecho y que aquí no se movía nada, y lo vimos porque las grandes multinacionales aquí no se pusieron nerviosas", ha añadido.
La fuga de entidades financieras
No obstante, Valls ha reconocido que las entidades financieras decidieron trasladar sus sedes para mantenerse bajo el control del Banco Central Europeo (BCE) y que otras lo hicieron "por temas comerciales" y ante posibles boicots.
Ha considerado que el decreto del Gobierno central para facilitar los cambios de sede, sin necesidad de reunir a la junta de accionistas, se aprobó "para ayudar a los bancos", aunque ha sostenido que estas decisiones deben tomarse por parte de la junta y no del consejo de administración, ya que los accionistas son los propietarios de las empresas.
Dificultad para volver a Cataluña
El presidente de la Cámara de Comercio también ha explicado que "las empresas, una vez toman una decisión, volver atrás es difícil", y ha augurado que difícilmente la mayoría de ellas volverán a mover su sede a Cataluña.
Sin embargo, ha argumentado que, con las actuales tecnologías de la comunicación, el efecto de tener la sede en Barcelona o en Madrid no es significativa para el funcionamiento de la empresa. Aun así, ha lamentado que los traslados de domicilios sociales sí que suponen también una pérdida de los gastos vinculados a la celebración de los consejos de administración y las juntas.
Previsiones económicas optimistas
Sobre las previsiones económicas que se hicieron tras el 1-O, Valls ha defendido que la Cámara no hizo estimaciones catastrofistas pero sí revisó a la baja la previsión de crecimiento para 2018 del 2,7% previsto a un 2,5% por la inestabilidad política, aunque ha subrayado que al cabo de tres meses rectificó –una cifra que ahora ha revisado al alza hasta el 3,1%–.
"A los tres meses inmediatamente rectificamos porque vimos que el ciclo económico tenía mucha más importancia que la posibilidad de que la política incidiera en la economía", ha sostenido.
"¿Qué se ha demostrado estos meses? Que no pasaba nada. Lo que se ha demostrado es que la economía no va al margen de la política, pero si estamos en un ciclo de crecimiento positivo en el mundo, y España como parte de esta globalización, vamos bien", ha añadido.