Teresa Ribera, ministra de Transición Ecológica del Gobierno de Pedro Sánchez, aseguró hace unas semanas que los vehículos de motor diésel tenían “los días contados” en España. Después de esta declaración tan contundente matizó que el cambio del parque español “necesita muchas cosas a la vez” por lo que no será una transición rápida. “Durará más, durará menos, pero sabemos que su impacto en partículas y el aire que respiramos es suficientemente importante para ir pensando en un proceso de salida”, declaró a la prensa.
Sin embargo, expertos del sector aseguran que los motores diésel seguirán muy presentes en las carreteras, a pesar de las palabras de la ministra. Independientemente de la mala reputación actual de este tipo de combustible motivado por el escándalo conocido como dieselgate, las medidas de control europeas y su alta presencia en el parque de vehículos español son las pruebas de ello.
Mucho coche diésel
En España se potenció la compra de vehículos de gasoil como alternativa a la gasolina. Se calcula que existen 17,9 millones de vehículos de todo tipo movidos por gasóleo en España. Aunque las matriculaciones de estos han descendido a causa de su mala reputación, el diésel sigue imperando entre los conductores españoles: en 2017, el 48,3% de los vehículos matriculados fueron de este tipo de combustible frente el 46,6% de gasolina.
El director de Comunicación de Renault en España y Portugal, Jesús Presa, asegura que el problema reside en “la antigüedad de los vehículos”, y no en la dicotomía “diésel sí o no”. El parque automovilístico del país tiene una media de 12 años y más de siete millones de coches en España superan los 15 desde que circularon por primera vez.
Demonización injusta del gasoil
El escándalo iniciado por Volkswagen para reportar menos emisiones en sus vehículos diésel ha afectado duramente a la imagen social de este combustible, lo que está haciendo resurgir la compra de coches de gasolina. Sin embargo, este tipo de motores tiene un consumo entre un 30 y un 40% mayor que los de gasoil y también es más contaminante con respecto a las cantidades de CO2 que expulsa.
Además, de aquí a final de 2018 los coches de gasoil tendrán que cumplir dos nuevas normativas que los harán más eco-friendly y más limpios que los propulsados por gasolina. Lo que apoya la tesis de los expertos para no desterrar por completo este tipo de vehículos y, además, debería contribuir a mejorar la reputación del gasóleo.
Medidas e impacto en los precios
Por una parte se encuentra la obligatoria instalación de filtros para reducir la expulsión de óxido de nitrógeno y la reducción de las partículas en suspensión en el aire. Por otra, la nueva normativa europea WLTP de medición de consumos de combustible y emisiones de CO2 y partículas contaminantes, que entrará en vigor en septiembre de este año.
A partir del noveno mes de 2018, los fabricantes y concesionarios podrán vender únicamente el 10% de vehículos no homologados respecto a los comercializados en 2017. Esto tendrá consecuencias directas en el precio de los modelos antiguos, ya que los puntos de venta preferirán bajar el coste de estos modelos para deshacerse del máximo stock posible. Unos precios que ya se han visto lastrados por la desconfianza en el diésel y la reducción de las ventas de estos vehículos.
Laboriosa transición al eléctrico
Aún así, el cambio e impulso que se quiere hacer desde el Gobierno por la energía verde en los vehículos no es rechazada por los principales productores, pero siempre desde la cautela. El vicepresidente de la Asociación de Transportistas Autónomos (ATA), José Luis Pilas, asegura que es lógico querer “conseguir un aire más limpio” pero siempre desde la adecuación del sistema de carreteras y las ayudas para fomentar el consumo del coche eléctrico e híbrido.
“Harán falta ayudas y subvenciones, porque si no las flotas no podrán aguantar”, ha asegurado en sus declaraciones a El Periódico, y ha argumentado que “la red de carreteras no está preparada con puntos de recarga para los coches híbridos o eléctricos”. Además, asegura que las restricciones para entrar a la ciudad encarecerá los portes de los comerciantes ya que “si no nos dejan entrar en las ciudades, habrá que crear centros logísticos en los extrarradios para que desde allí vehículos híbridos o eléctricos transporten las mercancías a su destino”.