Centre d’Iniciatives per a la Reincerció (CIRE), una empresa pública que depende de la consejería de Justicia, ha completado este julio la adjudicación de los uniformes que llevarán los presos catalanes en los talleres laborales que buscan darles un futuro laboral. El trabajo que, precisamente, centra el día a día del CIRE. Para este fin, la compañía pública ha movilizado un total de 273.464,37 euros.
Urvina, un grupo con 49 años de antigüedad de Zaragoza, se ha hecho con todos los lotes que han salido a licitación. Los ocho para cubrir las distintas necesidades de vestimenta de los presos que cumplen condena en 12 cárceles catalanas o en siete centros educativos, destino de los condenados menores de edad. Además de otras dos divisiones de un concurso adyacente para vestir al personal de vigilancia de los CIRE.
Vigilantes y reclusos
De hecho, Justicia se gasta más en equipar a los que deben controlar a los reclusos que en los presidiarios. Del montante total de la concesión, 174.187,29 euros se usan para comprar el vestuario de los funcionarios de prisiones y otros 16.110,39 euros se usarán para el calzado. Es decir, el desembolso llega a los 190.297,68 euros.
Los 83.166,69 euros restantes se destinan a partidas para varias piezas de vestir de los que participan en estos CIRE. Las de mayor cuantía son los 35.651,02 euros para adquirir calzado y los 21.705,30 euros para la ropa interior. Fuentes conocedoras de la concesiones apuntan a que la cantidad irá a más, ya que dos lotes de la concesión han quedado desiertos tras la adjudicación.
Dos lotes desiertos
La mesa apuntó que las ofertas que competían, Urvina e Iturri, no cumplían con las exigencias del pliegue de condiciones del contrato.
Como la inclusión de un bolsillo trasero en un bañador para hombres o más cremalleras de lo que se exigía en los anorak unisex, cuestión que puede tener “incidencias en la seguridad penitenciaria”, tal y como se apunta en la resolución de la mesa de contratación.
66 euros por preso
Los CIRE representan una de las acciones más importantes del diseño del sistema penitenciario catalán. Ofrecen a los presos una capacitación laboral para fomentar su reinserción social en ámbitos diversos. Desde el condicionamiento de los espacios naturales con talleres de pintura, obras, traslados, instalaciones o limpieza forestal hasta la habilitación para estar en una partida de una cocina industrial o en empresas del sector de la confección.
Cada año forman a un total de 2.886 personas, presos adultos y adolescentes a los que ya les ha caído una primera pena. Si se tiene en cuenta el volumen total de la inversión en material que ahora se ha adjudicado, implicaría que el departamento de Justicia de la Generalitat se ha gastado 65,93 euros en los uniformes que se requieren en talleres de reinserción de los reclusos catalanes.