Las mujeres tienen menos posibilidades que los hombres de conseguir el aumento de sueldo deseado, según un estudio publicado en la Harvard Business Review. Al parecer, los factores personales, educativos y sociales influyen en el momento de solicitar una mejora salarial.
A pesar del estudio, los expertos discrepan. Gina Aran, experta en recursos humanos de la UOC, cree que las mujeres negocian menos, que no toman la iniciativa porque no han asumido que hay que recibir una retribución justa y tienen inculcado el miedo al no, al rechazo, y al ‘qué pensarán’.
La conciliación
Ello ocurre, sobre todo, según Aran, entre las generaciones más veteranas, educadas en el concepto de que hay que estar contento con lo que se tiene. Tienen que estar “contentas” y “agradecidas” de trabajar. “¿Si uno no se valora, como lo harán los demás?”, declara. En cambio, los hombres tienen más “facilidad” para pedir una negociación salarial.
El compañero de Aran Manuel Fernández considera que las mujeres evitan negociar porque interpretan que, durante su trayectoria, necesitarán “ayudas” de la empresa en forma de compensación por solicitudes de tiempo extra para tareas de conciliación: “Esta creencia las pone en posición de desventaja”.
Empatía
En esta línea, Fernández destaca que otros estudios revelan que las mujeres son más empáticas y ello, en una negociación, puede jugar en su contra: “En una reunión de este tipo se necesita empatía, pero con el apoyo de una confrontación considerada y sincera”.
Se une al debate la antropóloga Maria Olivella: “En el comportamiento cotidiano de la masculinidad, se espera de un hombre que tenga la capacidad de negociar en términos individuales su salario, sin tener en cuenta a sus compañeros y los costes emocionales y familiares que esta generación comporta”. En cambio, “que una mujer negocia sus condiciones es visto como una rara avis”.
La negociación, en el día a día
Dicho esto, los expertos dan algunos consejos para superar la barrera. La primera idea es que la negociación está presente en muchos ámbitos de la vida y es necesario saberlo hacer.
Otra recomendación es que cuestionen que son prescindibles, que no se dejen influir por los estereotipos sociales y que no tengan miedo de las posibles reacciones contrarias. Y que recuerden que, a mejor salario, más posibilidades de promoción: los mejor pagados son considerados mejores profesionales.
Los 'millennials'
Una vez superada la barrera, es hora de negociar. Hay que ir a la reunión sabiendo en qué franja salarial se encuentra una persona en la misma posición y sector, y en qué se es bueno y en qué no. La negociación debe ser colaborativa, empática, donde las dos partes se escuchan.
Ello, al parecer, lo tienen más asumido las nuevas generaciones, los millennials, en cuyas casas, en muchos casos, los dos progenitores trabajan y son más propensos a ver la igualdad de ingresos entre sus padres. Los millennials son menos sumisos que las generaciones precedentes y saben lo que quieren cobrar. Son más atrevidos.
A superar...
De todos modos, según Olivella, existe aún una contradicción entre valores esperados en relación con las mujeres del siglo XXI: “Por un lado, existe la fantasía de la supermujer fuerte y de éxito y, por el otro, una construcción de la feminidad que no avanza tan rápido”. Es decir, hay una presión por el éxito y, al mismo tiempo, unos mandatos de género muy rígidos.