Dos meses después de salir deprisa y corriendo hacia Venezuela para afrontar personalmente la intervención temporal de Banesco y la detención de sus principales dirigentes, Juan Carlos Escotet, regresaba el pasado 25 de junio a Galicia para asistir a la junta de accionistas de Abanca, la entidad de la que ostenta el 95% del capital.

Visita fugaz, de apenas una semana, tras la que el banquero regresaba a Caracas con la esperanza de que, a principios de agosto, el Gobierno dirigido por Nicolás Maduro decrete el levantamiento de la intervención, y Banesco vuelva a quedar de nuevo bajo su gestión. No obstante, cabe la posibilidad de que la intervención se prolongue por otros 90 días, hasta principios de noviembre.

La decisión de intervenir Banesco fue justificada por el propio Maduro para combatir supuestas "mafias económicas" que incurren en el contrabando de dinero físico y "suben" el precio de otras divisas en los mercados paralelos.

Supervisión personal

Oficialmente, no se sabía nada de Escotet en España desde que el pasado 3 de mayo Abanca remitiera un hecho relevante a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), en el que la entidad gallega informaba que el banquero venezolano “se ausentaba temporalmente en sus funciones de presidente no ejecutivo con la finalidad de atender y apoyar a los equipos de sus empresas en Venezuela”.

Mientras tanto, dejaba en el cargo a Eduardo Eraña, presidente de la Comisión de Nombramientos, y al equipo encabezado por el consejero delegado Francisco Botas al frente la de la gestión.

Patrimonio a buen recaudo

A pesar de la situación crítica por la que atraviesa Banesco, Abanca no corre riesgo alguno. Escotet, sabedor de que las amenazas del Gobierno presidido por Nicolás Maduro podrían llevarse a término, lleva años salvaguardando su patrimonio con el montaje en el extranjero de sociedades desligadas de Banesco.

Con esta intención, y como blindaje ante lo que pudiera ocurrir, acaba de incorporar como consejeros a sus tres hijos al órgano de gobierno de Banesco Holding Latinoamérica, una sociedad que acredita activos por un valor de 4.000 millones de euros.

Entramado societario

Tras la llegada al poder de Hugo Chávez ya desligó Banesco de una entidad panameña adquirida en los años 90 del pasado siglo. El entramado societario que Escotet acabó trayendo a España, originalmente llamado Banesco Holding Financiero y hoy denominado Abanca Holding Financiero, propietario del 95% de Abanca.

La entidad, adjudicataria de la antigua Novagalicia en diciembre de 2013, convertida en un auténtico chollo para el empresario venezolano hijo de migrantes españoles.

En el marco del proceso de venta abierto por el Banco de España, el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (Frob) adjudicaba el 88,33% de Novagalicia –el holding que agrupaba las antiguas cajas de ahorro gallegas- por 1.003 millones de euros, tras haber recibido ayudas públicas superiores a los 9.000 millones.

Dos años de dividendo

Un precio que entonces se vio como un auténtico chollo, y que, un lustro después, se ha certificado que lo fue. El banquero venezolano, que había previsto el pago aplazado al Frob hasta 2018, liquidaba la compra año y medio antes, en febrero de 2017. Y, entre mayo de 2016 y abril de 2018, Abanca repartía, en seis ventanas, dividendos por un importe bruto de 840 millones de euros, a cuenta de los beneficios logrados entre 2015 y 2018.

Como Escotet controla el 95% de Abanca, el importe neto que se ha embolsado en menos de dos años supera los 650 millones de euros. Los dos primeros dividendos, de mayo de 2016 y febrero de 2017, sirvieron en su práctica totalidad para pagar al Frob la compra de Abanca. Los cuatro posteriores ya fueron directamente al bolsillo del banquero venezolano.

48 millones cobrados

Los últimos 48 millones los recibía Escotet el pasado 30 de abril, tres días antes de trasladarse con urgencia a Venezuela para supervisar personalmente la intervención temporal de Banesco y la liberación de los directivos inicialmente encarcelados, y que a los pocos días fueron puestos en libertad.

En principio, el próximo mes de octubre Abanca repartiría el segundo dividendo a cuenta del ejercicio 2018, por el que Escotet se embolsaría otros 38 millones de brutos, sumando así una retribución conjunta de casi 700 millones en poco más de dos años.

Salida airosa de las crisis

La de Banesco es otra crisis más a la que Escotet –empresario no residente en España, sino en Venezuela- se ha enfrentado en los últimos tiempos, y de las que suele salir airoso.

En este sentido, tanto él como sus empresas han aparecido en la ‘lista Falciani’ o los ‘papeles de Panamá’, entramados financieros montados para eludir el pago de impuestos.

En la 'lista Falciani' 

Las investigaciones periodísticas publicadas a raíz del documento filtrado en 2008 por el entonces empleado del HSBC, Hervé Falciani, desvelaron que Escotet tenía abierta una cuenta particular en la oficinas de la entidad británica en Ginebra, con un saldo de 4,5 millones de dólares. Y otra, a nombre de Banesco, con otros 7 millones. El banquero salió al paso del envite señalando que estas cuentas habían sido declaradas tanto al regulador como a la autoridad fiscal venezolanas.

En el caso de los ‘papeles de Panamá’, Juan Carlos Escotet aparecía como consejero y secretario de dos sociedades, creadas en 1992 y disueltas en 2008, que fueron utilizadas por las grandes fortunas de Venezuela para poner a buen recaudo sus activos ante la llegada de Hugo Chávez y el riesgo latente de expropiación.

Jugada redonda 

De cara al futuro, el gran aldabonazo que Escotet espera dar con Abanca pasará por la salida a bolsa de la entidad gallega. Sobre este asunto, el empresario se ha mostrado cauto en todo momento.

Todo quedará aplazado hasta que un entorno normalizado de subida de tipos, enmarcada en un cambio de la política monetaria del Banco Central Europeo (BCE), favorezca la oferta al mercado de una participación relevante de ese 95% que Escotet ostenta en Abanca. No será antes de 2021 cuando esta opción se abra paso. Hasta entonces, si los beneficios lo permiten, seguirá embolsándose cada año una cantidad en el entorno de los 100 millones de euros.