Siguiendo la estela del bitcoin, el par eth euro despedía el año 2017 finalizando un rally de vértigo que llevó a la criptomoneda a rozar los 1200 euros. Teniendo en cuenta que, apenas doce meses antes, por un Ethereum no se pagaban ni diez euros, parece normal que la euforia rompiera el techo de las previsiones. El criptomercado volaba como un cohete hacia el nuevo año, y nadie parecía intuir que la ola se rompería en cuestión de un par de semanas, llevándose por delante a una legión de surferos bursátiles que se dejaron llevar por el canto de sirenas.
La insoportable gravedad del criptomercado
Cuando el Ethereum comenzó a caer frente a la moneda única, no hubo tiempo para hacer los típicos comentarios sobre correcciones y retrocesos. Un trimestre le bastó al par eth euro para desplomarse por debajo del nivel del 61.8%, encontrando soporte en los 300 euros. El vertiginoso hachazo se acompañó de crujir de dientes entre los amantes de las criptomonedas, ya que el orfeón del criptomercado cantó más o menos al unísono el desplome. Un batacazo que tuvo su respiro en abril, un mes de subida constante que llevó la cotización del eth euro a los 700 puntos.
La pena para los creyentes es que solo se trató de un retroceso del retroceso, dirigiéndose el precio de nuevo hacia el sur para volver a visitar probablemente el soporte de los 300 euros. ¿Quiere decir todo esto que no merece la pena invertir en Ethereum o que es hora de vender lo que se compró a finales de 2016, para los que tuvieron suerte o buen tino? Como ocurre con cualquier activo, depende bastante de la capacidad para aguantar el estrés que genera la sucesión interminable de velas bajistas cuando has apostado por una divisa a largo plazo.
Pero, debido a la naturaleza especulativa del mercado, estas mismas velas bajistas también pueden ser motivo de alegría. Eso sí, hay que saber cuál es el momento preciso para abrir operaciones en corto, especialmente si se intenta ir en contra de la tendencia. Hay que tener mucho ojo para aprovechar las vueltas del mercado, sobre todo en uno tan volátil como es el de las criptodivisas. Por ejemplo, el que vio venir la hecatombe en diciembre de 2017, se ha llenado los bolsillos posicionándose en corto, aunque conviene recordar que arriesgó un capital de escándalo, al menos en comparación con los que entraron en largo un año antes.
¿Merece la pena invertir en Ethereum?
Obviando la dirección actual del mercado, invertir en Ethereum sigue siendo una buena idea, al menos teniendo en cuenta que sigue haciendo de loncha de jamón en el emparedado delimitado por el bitcoin y el ripple, con una capitalización de mercado que, a mediados de 2018, se encuentra a medio camino entre ambas criptomonedas (BTC= 104.87B $; ETH= 43.65B $; XRP= 18.09B $). Esto no quiere decir que haya que invertir en estas criptodivisas o especular con ellas, pero, puestos a sumergirnos en el criptomercado, estos activos siempre ofrecerán mayor estabilidad (toda la que se pueda obtener en un mercado tan volátil, claro).
Tampoco hay que olvidar que se trata de una criptodivisa de peso, por lo que no faltan noticias periódicas sobre su evolución dentro del criptomercado, incluyendo su fortaleza respecto a otras criptomonedas relevantes. Asimismo, es fácil encontrar en medios financieros todo tipo de pronósticos facilitados por profesionales del trading que se han especializado en el complejo universo de las divisas digitales; además de información técnica totalmente fiable para cruces básicos, principalmente con el dólar americano, el euro y el yen.
En cualquier caso, no hay que perder de vista el abismo por ahora insalvable que existe entre el valor especulativo y el real del Ethereum, así como del resto de criptomonedas con poco impacto en el mundo físico (prácticamente todas, obviando el uso del bitcoin como moneda de cambio en miles de negocios de todo el mundo). En definitiva, merece la pena invertir en Ethereum y otras criptodivisas importantes, siempre y cuando se esté dispuesto a correr un riesgo mucho mayor que el asociado a los activos tradicionales, donde las variables que mueven el precio están mucho más claras.