El goteo de la entrada de capital extranjero en la economía española resulta incesante. Desde hace una década, y aprovechando las buenas ofertas derivadas de los bajos precios alcanzados por la mayoría de los activos, los fondos foráneos no han parado de inyectar dinero para quedarse con el control de numerosas empresas o adquirir paquetes significativos.
Teniendo en cuenta que el actual capital de las empresas cotizadas españolas ronda los 760.000 millones de euros, y que los extranjeros poseen aproximadamente el 45%, resulta fácil comprobar cómo la inversión foránea en España roza los 350.000 millones, el equivalente al 30% del PIB.
Codorniú, Naturgy o Caixabank, últimas compras
El porcentaje sería superior si se añadieran las participaciones que ostentan en empresas no cotizadas, como puede ser El Corte Inglés, el grupo de distribución presidido por Nuño de la Rosa en el que el exprimer ministro de Qatar Sheikh Hamad Al Thani posee el 10%, por el que en 2015 pagó 1.000 millones.
Codorniú, la nueva Naturgy y Caixabank han sido los últimos objetos de deseo de los inversores institucionales extranjeros. Solo en estos tres casos, Carlyle, CVC o Lone Star se han comprometido a desembolsar 11.000 millones. Apenas la punta de un iceberg que, cada vez, resulta más emergente. Evidentemente no han sido las primeras operaciones y tampoco serán las últimas.
Afecta a todos los sectores
Un interés, el del capital foráneo, que resulta transversal. No le hacen ascos a prácticamente ningún sector en el que atisben ganar dinero a medio o largo plazo. Si bien es cierto que la crisis inmobiliaria ha provocado que la inversión extranjera se haya hecho con la mayor parte del capital de las casi 60 socimis y de tres promotoras que han salido a bolsa en los últimos cuatro años, la impronta de estos fondos también se deja sentir sobremanera en bancos, eléctricas, telecos o constructoras.
Del elenco de estos fondos se conocen, más o menos, sus nombres. Los Blackstone, Cerberus, Norges, Apollo, CVC o Capital Group aparecen cada dos por tres en los medios como protagonistas de alguna operación.
Responsables en la sombra
Pero, poco o nada, sabemos de quienes están al frente de los equipos que estos inversores institucionales tienen emplazados en España. Los que se encargan de negociar las operaciones para que, al final, sus superiores en las matrices de Nueva York o Londres den el visto bueno definitivo.
Cojamos, por ejemplo, el tándem que forman Javier de Jaime y José Antonio Torre de Silva, los dos responsables en España de CVC, el fondo británico de capital riesgo que acaba de desembolsar --ayudado en parte por los March-- 3.816 millones para quedarse con el 20% que tenía Repsol en Naturgy, la antigua Gas Natural.
CVC cambia de estrategia con Naturgy
Con esta operación, CVC da un giro de 180 grados en la estrategia que, desde hace más de dos décadas, viene siguiendo en España, en su mayor parte inversiones en el sector de consumo.
Además de su entrada en Naturgy, mantiene el control de la cadena textil Cortefiel, la aceitera Deoleo, Vitalia y Lecta, el grupo fabricante de papeles especiales en el que quedó integrado Torraspapel.
Blackstone, 45.000 millones en activos
El fondo Blackstone es otro de esos players que no han parado de mover ficha en España desde que lo hiciera hace un lustro, cuando comprara al Ayuntamiento de Madrid 1.860 pisos protegidos en alquiler por 128 millones.
Cinco años después, a las puertas de cerrar su última operación --la OPA sobre la socimi Hispania--, el gigante estadounidense sumará más de 40.000 pisos en alquiler y 20.000 plazas hoteleras. Activos valorados en unos 45.000 millones por los que habrá desembolsado unos 12.000.
Claudio Boada, al frente
Notable rebaja lograda por las necesidades de administraciones, bancos y Sareb de vender a toda costa, y también por las capacidades negociadoras del equipo de Blackstone en España, encabezado por Claudio Boada.
Carlos Robles es una de las cabezas visibles del grupo Carlyle, que acaba de hacerse con el 60% de Codorniú Raventós por 390 millones. Una nueva operación del fondo estadounidense, cuyas inversiones en España han tenido resultados dispares.
Dispar éxito de Carlyle
En 2015, Carlyle vendió la operadora Telecable por 640 millones y adquirió el grupo Palacio. Un año después adquiría la empresa gallega de pizarra Cupa y vendía la participación en Applus+, la multinacional española de certificación. Y en 2017 salía del grupo turístico Orizonia tras su definitiva liquidación.
En los últimos meses, el fondo de inversión estadounidense Invesco se ha hecho fuerte en el sector financiero español. Su responsable de ventas en España, Íñigo Escudero, fue parte activa importante en las últimas compras acometidas. Como ese 1% adquirido de Bankia en la última ventana de privatización abierta en diciembre de de 2017, o el 2% que acredita en el capital de Caixabank.
Al igual que Blackstone, Cerberus es otro de los fondos que están haciendo acopio de activos inmobiliarios en España. Una estrategia que acaba de refrendar con la reciente compra de la filial inmobiliaria del BBVA por más de 4.000 millones de euros, para amasar activos valorados en mas de 50.000 millones. En el organigrama de este fondo en España sobresalen las figuras del directivo del grupo Lee S. Millstein y el exdirectivo del BBVA Manuel González-Cid.
Vidal-Quadras e Iñaki Cano, en KKR
Cuatro años lleva al frente de la oficina del fondo KKR en Madrid Alejo Vidal-Quadras, como responsable del desarrollo y soporte de las plataformas de inversión, incluyendo préstamos directos, equity o inversiones inmobiliarias. También fichaba hace un año por este fondo Iñaki Cobo, procedente de CVC, donde había estado durante años a la sombra de Javier de Jaime.
También suele aparecer Apollo, de manera recurrente, entre los favoritos para hacerse con carteras de deuda de los bancos españoles o comprar inmobiliarias. El fondo, dirigido en España por Andrés Rubio, desembarcaba en nuestro país en 2011 comprando el 84% de Altamira, la inmobiliaria del Santander, por más de 600 millones.
BlackRock, más que un fondo, el amo del Ibex
Blackrock no es un fondo de inversión propiamente dicho. Es mucho más. Se trata de la mayor gestora de capital riesgo del mundo, que cuenta con Aitor Jauregui como su principal responsable para España, Portugal y Andorra.
Sus participaciones en 21 de las 35 empresas del Ibex 35 valen unos 20.000 millones, aproximadamente el 3% de la capitalización de todo el selectivo de la bolsa española.