Otro turbulento consejo de administración en el seno de El Corte Inglés, pero en esta ocasión con víctimas ya constatables. Dimas Gimeno, presidente de la compañía desde el fallecimiento de su tío Isidoro Álvarez, ha sido destituido del cargo, que ocupará el hasta ahora consejero delegado Jesús Nuño de la Rosa.
El consejo de administración que ha dado luz verde a los cambios en la cúpula de la compañía ha contado con mayoría favorable a las tesis impulsadas por Marta y Cristina Álvarez, las dos hermanas que mantienen un contencioso hereditario con Gimeno, su tío y su madre. Con ellas se han alineado los dos consejeros delegados del grupo, uno de ellos nombrado nuevo presidente, y los accionistas que representan a la Fundación Ramón Areces, los octogenarios Florencio Lasaga y Carlos Martínez Echevarría.
Carta de Dimas Gimeno [Haga clic para ampliar]
Gran culebrón familiar y empresarial
La salida de Gimeno era una operación orquestada desde hace prácticamente un año como resultado de la pésima relación que mantiene con sus primas a propósito de la herencia de Isidoro Álvarez, que era su tío y, a la vez, el padre adoptivo de Marta y Cristina. El legado del millonario presidente de El Corte Inglés ha abierto un enfrentamiento que amenaza con derivar en uno de los mayores culebrones familiares de España, sin ningún tipo de elemento de ficción.
En varias ocasiones, las dos hermanas han intentado despojar a Gimeno del cargo de presidente, que ya perdió todas las funciones ejecutivas en octubre pasado cuando fueron nombrados dos consejeros delegados para dirigir la compañía, una decisión que causó sorpresa en el mundo empresarial por lo inédito de la medida.
El catarí, atónito
El enconamiento familiar había alcanzado tal intensidad que las Álvarez han decidido apearle de la presidencia a la vez que le recriminaban el uso que hacía de la misma, que consideraban superaba el papel institucional asignado. La presencia de Gimeno en el World Economic Forum de Davos (Suiza), una reunión anual de los principales dirigentes económicos y políticos del mundo, fue una de las actuaciones que le reprocharon desde el entorno familiar crítico.
En ese enfrentamiento, el accionista catarí de la empresa (que posee un 10% pero puede escalar hasta el 14%) asiste atónito a los enfrentamientos internos de las familias accionistas. De hecho, el socio que constituyó la solución de Gimeno para recuperar las maltrechas finanzas de la compañía, es el mayor defensor de que El Corte Inglés salga a bolsa. Su representante sostiene que además de hacer más líquida la inversión que poseen, la empresa entraría en una fase de transparencia y buen gobierno inexistente hasta la fecha.
Privilegios e irregularidades
Se da la circunstancia de que ese es otro de los flancos de división. Gimeno sostiene que de los 1.200 millones anuales que El Corte Inglés gasta en diversos proveedores de servicios (limpieza, seguridad, transporte…), una parte importante podría ahorrarse si se eliminaran las situaciones de privilegio o irregularidad que vienen denunciando y que los actuales gestores se niegan a modificar. El asunto de la seguridad del centenar de centros del grupo por toda España es uno de los más polémicos al haberse descubierto relaciones familiares entre directivos y la empresa proveedora.
El nuevo presidente de la compañía deberá conducir el consejo de administración donde, al menos hasta la junta de accionistas que tendrá lugar el último domingo de agosto, el destituido Gimeno disapondrá de un asiento. Nuño de la Rosa ocupaba ahora la mitad de la gestión de la compañía y es un ejecutivo formado en el propio grupo. De hecho, con motivo de las disputas familiares ha saltado a la luz que mantuvo una relación de juventud con Marta Álvarez, pero que la madre de la accionista vetó la relación al considerar inapropiada su entonces condición social. Según publicó La Otra Crónica, de El Mundo, fueron novios. Marta Álvarez se casó con Juan Claudio Abelló Gamazo, hijo del financiero Juan Abelló.
Reacción de Gimeno
El presidente cesado ha amenazado durante las últimas semanas con abrir una auténtica guerra jurídica y judicial sobre el control de la compañía, así como poner en cuestión todo tipo de decisiones que se han adoptado hasta la fecha por la otra parte de la familia. Los avisos y el material que Gimeno y su equipo habrían atesorado en los últimos tiempos harían posible, según su entorno, una catarata de demandas y hasta de querellas por la vía penal.
Mientras los partidarios de las Álvarez en esta batalla accionarial festejan el relevo en la presidencia como una victoria definitiva, en el equipo de Gimeno –que daba por descontada la destitución desde hacía meses e intentaba desgastar a sus oponentes– se inicia la segunda fase de la ofensiva por llevar la empresa a bolsa y favorecer la modernización de su gestión y estructuras internas. Las siguientes fases de este Falcon Crest a la española pueden resultar aún más sorprendentes que las vividas hasta ahora, a decir de algunos de los conocedores del enfrentamiento interno.