El Banco Central Europeo (BCE) ha anunciado este jueves que acabará con su programa de compra de deuda pública, el llamado QE, a finales de año. En una reunión del consejo de que se ha celebrado de forma extraordinaria en Riga (Letonia), se ha puesto fecha de caducidad a la política de estímulos económicos.
Mario Draghi, su presidente, ha explicado que la decisión se ha tomado de forma “unánime” y que el instrumento se convertirá en una herramienta más que estará a disposición del regulador por sus necesidades futuras. Hasta la fecha, la compra de activos ha implicado el desembolso de 2,4 billones de euros.
Contención de la inflación
El banquero destaca los progresos que han realizado en los últimos años con el objetivo de contener la inflación. Se ha mostrado confiado en que se mantendrá por debajo del 2% en los próximos meses, incluso tras la retirada gradual de los estímulos.
Además, ha anunciado que se seguirá de forma atenta la evolución del precio del petróleo. El alza del crudo puede impactar en la recuperación, por lo que se monitorizará de cerca para ver si afecta a la evolución de la economía de la región.
El BCE ha revisado al alza la expectativa de subida de precios de la región. Se eleva desde el 1,4% al 1,7%. La misma cifra que se mantiene en la proyección para 2020.
Subida de tipos
El principal dilema del BCE es decidir cuándo sube los tipos. Un día después de que la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos decidiera revalorizar de nuevo las tasas hasta dejarlas entre el 1,75% y el 2%, Draghi abre la puerta a hacer lo propio a partir del último trimestre del próximo año.
Ha asegurado que los tipos de interés se mantendrán al nivel actual al “menos hasta el verano de 2019”. A partir de esa fecha, la revalorización es más que probable.
Reinversión de vencimientos
Por otra parte, la institución ha remarcado que cesar la compra de activos no implica acabar con la reinversión de los vencimientos de los distintos programas del QE. El BCE tiene previsto mantenerla “durante un extenso periodo de tiempo” para evitar un “endurecimiento no buscado de las condiciones financieras”.
En cuanto a las previsiones de crecimiento para la eurozona, se han revisado a la baja las expectativas. El avance de la economía para el ejercicio en curso se sitúa ahora en el 2,1% frente al 2,4% que se incluía en la estimación de marzo.
Riesgos equilibrados
Los riesgos se mantiene “equilibrados” en general según Draghi. Apunta a que las incertidumbres están vinculadas a factores globales, como la “amenaza a un mayor proteccionismo” que se ha hecho “más prominente” en los últimos meses.
Pide que también se preste atención a la “persistente volatilidad” del mercado. Elementos todos ellos que pueden lastrar el crecimiento económico de la zona euro.