Hace apenas unos meses que Marcos de Quinto se había incorporado al consejo de administración de Telepizza. Su silla aún no estaba caliente. El fichaje del que llegó a ser número tres de Coca-Cola en el mundo después de años de gestión de la franquicia española fue anunciado a bombo y platillo. Estos últimos días y como acostumbra, el ejecutivo ha dimitido del órgano de gobierno con un portazo, su última pataleta pública. Su posición, que ha sido recogida en algunos medios amigos del directivo, un gran inversor publicitario durante décadas, intentaba desacreditar la alianza comercial que Telepizza y Pizza Hut anunciaron para España y Latinoamérica.
¿Qué pasó para que De Quinto huyera? No compartía la operación. Intentó minimizarla y restarle importancia en términos de mercado y oportunidad. En algunos ámbitos su posición era un misil a la línea de flotación del acuerdo: si un ejecutivo tan bregado renegaba de la alianza eso daba pie para sospechar. ¿Cuál era la razón? En su opinión, la salida obedecía a “razones personales”. En la práctica, el asunto era mucho más complejo y poliédrico. Telepizza es uno de los principales clientes mundiales de Coca-Cola. La firma española de comida rápida, a quien han bendecido los mercados y ha contado incluso con un apoyo adicional del fondo de inversión KKR, se unía en matrimonio comercial con Pizza Hut, propiedad de otra sociedad que forma parte del universo Pepsico.
Enfrentado con Pablo Juantegui
Que Coca-Cola y Pepsico compiten desde hace años por el mercado de los refrescos es conocido. Que la lucha llega hasta extremos titánicos en ocasiones lo ha demostrado De Quinto, con su enfrentamiento con los ejecutivos, el consejo de Telepizza y, en especial, con su presidente, Pablo Juantegui. Ambos han alcanzado un intenso nivel de enfrentamiento de carácter casi personal.
En su defensa, el ejecutivo de la multinacional de Atlanta recuerda que Coca-Cola conocía y aprobaba su estancia en el consejo de administración de Telepizza. Cierto, como también lo es que a James Quincey, el gran CEO del gigante de los refrescos, no le iba a parecer igual de correcto que su colaborador participara en una iniciativa empresarial que lleva el sello del eterno competidor. De Quinto tiene contrato en vigor con Coca-Cola hasta septiembre próximo, aunque anunció su retirada para mayo del pasado año.
Un habitual del lío en Twitter
De Quinto ha prorrumpido en descalificaciones en Twitter contra una información de este medio que relaciona el malestar de Coca-Cola con los negocios que emprendía Telepizza y su abrupta, inesperada e injustificada salida del consejo. Pese a sus críticas en las redes sociales, lo cierto es que el consejero ha marchado con mucho ruido, pero sin convencer a nadie: ni a los mercados ni a los propios órganos de gobierno de la empresa que le ofreció un sillón en el consejo.
De Quinto es conocido por su manera de relacionarse a través de las cuentas sociales. En Twitter ha protagonizado multitud de reyertas dialécticas con temas políticos y empresariales como telón de fondo. Fueron conocidas sus críticas empresariales a Telefónica por poner en marcha un expediente de regulación de empleo que meses más tarde llevaba a cabo Coca-Cola Iberian Partners (CCIP) en España para proceder al cierre de la factoría de Fuenlabrada.
Boda de Marcos de Quinto en Cuenca
Daurella se lo cargó en España
Tampoco la Casa Real o los nacionalistas catalanes se han librado de su propensión innata al exabrupto poco medido para un alto cargo de una gran empresa. Él no duda en hacer gala de su independencia de pensamiento, aunque justo esa condición fue la que llevó a Sol Daurella, presidenta de Coca-Cola en España y en Europa, a solicitar a Muhtar Kent, entonces responsable mundial, que le relevara de sus funciones en territorio español. Ambos mostraron su incompatibilidad profesional, lo que llevó al número uno de la multinacional a ofrecer a De Quinto un puesto en la dirección internacional, pero sin funciones ejecutivas de ningún tipo sobre los dominios de Daurella. La gran dama de Coca-Cola en Europa le ganó, a su pesar, la batalla.
Hasta en el plano personal muestra el directivo una inusual tendencia al enfrentamiento. Esa condición le llevó a que grupos de trabajadores de Coca-Cola en España intentaran boicotear su reciente matrimonio en Cuenca, a finales de septiembre pasado, con la soprano Angélica de la Riva. Cuando los empleados de la fábrica de Fuenlabrada procedieron a protestar ante la catedral conquense en la que se celebró el enlace, De Quinto volvió con su peculiar estilo a la carga a través de Twitter: “Les espero en los juzgados donde aportaré el vídeo de su pacífica manifestación. Vale ya de mentir y acosar con impunidad”.