La batalla campal en el seno de El Corte Inglés por el control accionarial ha comenzado a virar en las últimas horas hacia una salida a bolsa urgente de la compañía como único remedio para alcanzar la paz societaria y superar el culebrón empresarial y familiar que ha emergido en las semanas pasadas, según ha podido conocer este medio. De prosperar esa iniciativa, el gigante de grandes almacenes debería cotizar en los mercados a finales de 2019 o, a más tardar, durante el primer trimestre de 2020.
Varias novedades han contribuido a que esa alternativa esté sobre la mesa de los implicados, inmersos en una laberíntica y despiadada crisis interna. Las fuerzas del establishment político español han despertado y presionan con contundencia por todos los flancos. Además, el pragmatismo de los bancos acreedores presiona y condiciona las posiciones de enfrentamiento familiar que se mantenían hasta ahora en el consejo de administración y lo hacen en una dirección inequívoca: el mercado de valores.
‘Limpieza’ interior
Esos agentes externos al grupo imponen que se lance una oferta pública de venta (OPV) y así hacer “doblete”. Ese término “doblete” significa, en palabras de un representante de los bancos, que se acaba con la crisis familiar y se profesionaliza toda la empresa desde el consejo de administración hasta la gestión, pasando por las políticas de compliance (buenas prácticas de gestión) internas.
En ese marco, el ganador inmediato es Dimas Gimeno, actual presidente, legatario in pectore y descendiente directo de la saga asturiana del fundador Ramón Areces. El máximo representante del órgano de gobierno podrá conservar su puesto y liderar una nueva etapa, al menos hasta la llegada a la bolsa. Florencio Lasaga y Carlos Martínez-Echevarría, los famosos consejeros octogenarios, han acabado sucumbiendo a las evidencias planteadas por la banca, el entorno político, el consejero Manuel Pizarro y Qatar, por este orden. Así, dejan a las hermanas Marta y Cristina Álvarez Guil en la estacada.
Una solución antigua
El supuesto consejo extraordinario que contaba con las dos firmas de los veteranos consejeros, e imponía el cese de Dimas Gimeno como presidente, no prosperó. De hecho, se quedó en un espejismo de sólo cuatro firmas, las dos hermanas y sus siempre fieles escuderos y consejeros delegados, Jesús Nuño y Víctor del Pozo.
La realidad es que dentro del consejo de administración hay cuatro consejeros que son favorables desde siempre a que el grupo cotice en bolsa. Las motivaciones son diversas, en unos casos es por convicción, en otros por pretensión de liquidez o, sencillamente, porque están atrapados en el capital. Son los casos de Dimas Gimeno, Manuel Pizarro, Paloma García Peña y Shahzad Shanhbaz, representante del jeque catarí que controla entre el 10% y el 14% del capital.
Cambio de opinión de parte del accionariado
A los cuatro más empeñados en transformar El Corte Inglés en una empresa cotizada se han añadido en las últimas horas los nombres de Lasaga y Martínez-Echevarría. En ambos casos, según ha podido saber este medio, su cambio de orientación tiene tanto de convicción como de realismo, tardío pero efectivo. Estos dos últimos representan a la Fundación Ramón Areces, que controla más de un 35% del capital de El Corte Inglés.
El capital también empieza a estar escorado con fuerza hacia la salida a bolsa con un 45% directo formado por el grupo de socios de los Areces (7-10%), García Miranda (7-10%), Giménez Álvarez (7,5%) y Qatar (10-14%); y llega al 75% si se suma a la Fundación Ramón Areces a la decisión con su 37,39%.
Las razones del último viraje
Una fuente del pool de bancos que ha protagonizado la refinanciación asegura que ha sido fácil que emergiera el sentido común. Argumentan que las hermanas Álvarez Guil, sin preparación alguna, pretendían imponer su voluntad con apenas un 15% del capital directo. Otro representante de un banco extranjero, asegura más categórico: “No se puede jugar a ser empresarias con El Corte Inglés, y es extremadamente osado pretender la presidencia”.
Un experto conocedor de los movimientos internos asegura que “la guerra familiar ha servido para concienciar a todo el mundo de que El Corte Inglés es una empresa sistémica que va sin rumbo en un momento muy crucial del sector retail” y añade: “España no puede permitirse que esto vaya mal”.
Reacción bancaria
Banco Santander, Bank of America, Merrill Lynch y Goldman Sachs han alzado su voz en el conflicto justo cuando se tiene que cancelar la emisión de bonos prevista de 1.200 millones de euros, dentro del plan de refinanciación pactado el pasado enero por valor total de 3.650 millones de euros y ante la sorpresa de que Moody's y Standard & Poor's pretenden publicar un rating sobre la compañía que está por debajo del investment grade o inversión de alto riesgo.
La realidad es que los bancos españoles, a excepción del Santander de Ana Patricia Botín, no quisieron participar en la refinanciación corporativa. Ahora, aseguran las mismas fuentes, parece que todo tiene sentido.
Gimeno, al frente
El consenso alcanzado hasta el momento pasaría por mantener a Gimeno en la presidencia, mantener otro mandato de Florencio Lasaga y Carlos Martinez-Echavarria en el consejo y en la fundación más allá de la junta de accionistas de agosto, ofrecer una nueva oportunidad a los dos consejeros delegados, Nuño y Del Pozo, de alinearse con la OPV, relegar a las hermanas Álvarez Guil a una posición de meras consejeras, y contratar a un aquelarre de bancos, consultoras y abogados para acelerar el proceso y materializarlo a finales de 2019 o máximo en el primer trimestre de 2020, según medios financieros.
La figura del secretario del consejo, el jurista Antonio Hernández Gil, estaría ahora muy desgastada por su posición triple en El Corte Inglés, en la Fundación Ramón Areces y en IASA (la patrimonial de Isidoro Álvarez que se repartió su familia). La erosión profesional del letrado es aún mayor si se considera su posición totalmente alineada con Marta Álvarez, según varias fuentes diversas pero que coinciden en el diagnóstico.
Bloqueo financiero y reputacional
Las transiciones siempre son complejas en las grandes empresas. Isidoro Álvarez lideró El Corte Inglés con mano de hierro durante décadas, pero falleció dejando conflictos familiares latentes que han aflorado a su muerte.
Las hermanas Álvarez Guil, capitaneadas por Marta, la mayor, han emprendido una ofensiva de éxito contra Dimas Gimeno y su familia que parece haber llegado a su fin por los riesgos y la envergadura de la empresa que todos heredaron. Cuando Gimeno parecía estar contra las cuerdas, la situación se revierte por la peligrosidad concreta y contextual que encierra.
Crisis nerviosa
Marta Álvarez Guil, hija adoptiva de Isidoro Álvarez, se enfrenta a un bloqueo financiero, institucional y reputacional sin precedentes. Lo acontecido en los últimos meses ya le ha llevado a padecer una crisis nerviosa severa, según fuentes familiares.
Marta y Cristina Álvarez Guil, ante una fachada del gigante de los grandes almacenes / FOTOMONTAJE CG
Ella y su hermana deberán responder, en ese contexto, a unas demandas con graves acusaciones sobre la administración de IASA, la patrimonial que les une a la parte original de la familia Álvarez. Por si todos esos ingredientes fueran insuficientes, las mismas fuentes familiares aseguran que Marta Álvarez Guil está aquejada de constantes ataques de ansiedad por la revelación de su pasado en artículos como el publicado en La Otra Crónica de El Mundo de hace dos semanas y por la próxima publicación de un libro que versa sobre la historia de su madre y de su padrastro. En ese artículo se recuerdan algunas vicisitudes personales de la accionista que todos situaban en las últimas horas como sustituta de Gimeno. Entre otras, el noviazgo que mantuvo años atrás con quien recientemente designó como consejero delegado de su confianza, Jesús Nuño.
En el entorno de la familia se comenta ya sin reservas que esas revelaciones habrían pesado más en su estado de ánimo que haber perdido la batalla con su primo hermano Dimas Gimeno, a quien, aseguran próximos a la accionista, “le tiene un odio visceral, y no puede verle al frente de El Corte Inglés”.