Antonio y Jorge Gallardo Ballart, accionistas principales de los laboratorios Almirall, los sacaron a bolsa en junio de 2007. En aquel momento colocaron el 27% del capital, a un precio de 14 euros por acción. Ello supuso valorar la compañía en 2.330 millones.
Los hermanos Gallardo ingresaron 460 millones y su socio minoritario, Daniel Bravo Andreu, otros 60. Pero no se acabó aquí el magno petardazo. Antes del estreno bursátil, los tres habían vaciado la caja de la compañía mediante el expeditivo procedimiento de repartirse un dividendo extraordinario de 420 millones. De ellos, 370 fueron para los Gallardo y 50, para Bravo.
En resumidas cuentas, entre las operaciones previas a la salida al parqué y la recaudación que ésta supuso, los Gallardo se embolsaron 830 millones de euros y su socio Bravo, 110.
Patrimonio privado
Poco después, Antonio y Jorge acordaron distribuirse los papeles. El primero pasó a gestionar la fortuna familiar. El segundo se encargó de Almirall.
Al margen del laboratorio, los hermanos poseen hoy un vasto imperio de participaciones empresariales. Son titulares de la sicav Elitia Invest, que al cierre del primer trimestre almacenaba unos fondos de 406 millones.
Cartera de inmuebles
También controlan una extensa cartera de inmuebles en las principales capitales españolas, más la mitad de la cadena hotelera Sercotel y el 80% de la red hospitalaria Vithas. Por último, disponen de 113 millones contantes y sonantes en Suiza, Mónaco y Panamá, que afloraron con motivo de la amnistía fiscal de Cristóbal Montoro.
Los Gallardo conservan hoy el 58,2% de Almirall, que a los precios de bolsa está tasado en 1.013 millones.