La batalla en la dirección del Hotel Colón de Barcelona, un establecimiento situado delante de la catedral de la ciudad, se saldará definitivamente el próximo 18 de mayo. Los accionistas de la sociedad que lo explota están convocados a una junta ordinaria en la que se ajustarán las cuentas con la antigua presidenta del consejo de administración Silvana Lamaro Canali.
Con la resolución judicial del pasado 12 de marzo en la mano de los juzgados de la capital catalana, la sentencia que les da la razón en primera instancia a la actual dirección del grupo, se le pedirá que compense económicamente al hotel. En el propio orden del día del encuentro se recuerda que ha sido probado el “incumplimiento de los deberos inherentes al cargo de administración societario”.
Acción de responsabilidad
Por ello se le exige que devuelva las compensaciones económicas que percibió cuando se inició la crisis en el establecimiento. Se le reclama que “restituya lo percibido desde abril de 2016 hasta la fecha”, además de amenazar con la apertura de un nuevo procedimiento contra la ejecutiva.
De entrada, se someterá a la junta la decisión de abrir una acción de responsabilidad contra Lamaro. Se sustentaría en “administración desleal e incumplimiento de sus deberes en el ejercicio de su cargo”. Además de proponer que se le cese como consejera de la empresa que explota el Hotel Colón y se le revoquen todos los poderes que tiene.
Herederos de Antonio Lamaro
La cúpula del establecimiento inauguró su crisis en el primer trimestre de 2016, cuando empezaron las tensiones entre los socios que concluyeron en la causa abierta contra la expresidenta.
Ella era una de las herederas de Antonio Lamaro, el empresario italiano que abrió el hotel en Barcelona en 1951 y que fue capaz de atraer hasta sus habitaciones a personajes como Ernest Hemingway, Tennesse Williams, Jean Paul Sartre, Sofía Loren o Jane Fonda, además de convertirse durante años en la casa del artista Joan Miró.
Guerra entre accionistas
Pero fuentes del sector destacan la falta de cuidado de la propiedad, que no se ha rehabilitado desde hace años. Cuestión que impactó en la capacidad de atraer a clientes y, consecuentemente, en la facturación y reparto de dividendos. Una guerra que motivó al fondo hotelero de Edmond de Rothschild Group, Aína Investment Fund, a presentar una oferta por su adquisición el año pasado.
Laro SA, la empresa de Silvana Lamaro, controlaba el 47% de la propiedad del grupo, según consta en el Registro Mercantil. El resto estaba en manos de las sociedades transalpinas Silverco y Lamaro, con el 24% y el 17%, respectivamente, y el 12% restante lo controlaba Circulo Divulgativo.