Los países de mayoría musulmana, potencias de Asia Central y de Oriente Medio, son territorios ricos en recursos energéticos. Pero importan casi el 70% de los productos alimentarios que consumen, hecho que ha propiciado que la industria agroalimentaria española se haya puesto las pilas para atender las demandas de estos clientes. Básicamente, en cumplir con los preceptos del Corán en manipulación. Los implicados con esta actividad explican que aún existen muchos tópicos que lastran su divulgación.
El primero de ellos, y al que desde el Instituto Halal en España sólo se hace referencia de forma velada, es la lacra del terrorismo yihadista. Ningún productor quiere que alguien le ponga la etiqueta de “alimentar a terroristas”, por lo que el miedo a un posible boicot propicia que se llegue a disimular las ventas en estos territorios. La fórmula con la que pretenden evitar una crisis de imagen.
Clase media emergente
Pero se trata de países con una clase media emergente que “no disponen ni de la tecnología ni de las condiciones climatológicas necesarias para producir los alimentos que necesitan”, indica el responsable de Relaciones Institucionales de la organización, Tomás Guerrero, desde la feria Alimentaria que se celebra hasta el jueves en Barcelona.
Una “oportunidad de oro”, según su valoración, para el décimo exportador agroalimentario del mundo. Es decir, la industria española.
El papel de la mujer
Guerrero indica que la mujer también se ha empezado a incorporar de forma masiva al mercado laboral, otro hecho que favorece al aterrizaje de determinados productos para consumir en estos países.
Una apertura en clave de género que en algunos territorios como Arabia Saudí es aún incipiente pero que no se puede comparar, según otras fuentes consultadas, con la realidad de territorios con leyes religiosas más laxas.
Más empresa exportadoras
Hay retos a los que hacer frente, aunque Guerrero se muestra optimista en el avance y las expectativas que tienen las empresas que nutren a la industria halal. Un total de 380 compañías en toda España han obtenido los certificados necesarios para poder vender a población musulmana. En 2006, la cifra era de 25 compañías.