Casi un año después de la entrada en vigor del impuesto sobre bebidas azucaradas de la Generalitat de Cataluña, las empresas del sector han anunciado que ultiman un recurso contencioso-administrativo con el fin de que decaiga. Una demanda que interpondrán a través de la Federación Española de Industrias de la Alimentación y Bebidas (FIAB).
La institución ha contratado al despacho Uría para dar forma a la argumentación jurídica que aúna el rechazo sectorial a uno de los impuestos de nuevo cuño más relevantes de Oriol Junqueras durante su etapa como vicepresidente económico catalán. La patronal del sector recurrirá el reglamento de la nueva tasa, la letra pequeña de la norma que se publicó el pasado 20 de junio con dos meses de retraso respecto al inicio del impuesto.
Las empresas implicadas aseguran que aún hay problemas con la fórmula que se aplica para la liquidación. Tanto por los conceptos que se gravan como por la metodología. Aunque consideran probable que la Generalitat alcance (incluso supere por poco) los 40 millones de recaudación previstos.
Dieta saludable
El presidente de la Asociación de Bebidas Refrescantes (Anfabra), John Rigau, y su director general, Josep Puxeu, han recordado en un encuentro con periodistas en el primer día de la feria Alimentaria el rechazo a una tasa que consideran discriminatoria. “Estamos en contra de los impuestos de esta categoría que nada ayudan a mitigar la diabetes o la obesidad”, señala Puxeu, quien añade que “las bebidas refrescantes sólo representan el 2% de la ingesta de calorías diarias”.
Puxeu apunta a que existe un problema con los hábitos de alimentación de la población que han llevado al crecimiento de estas enfermedades, pero lo liga más al abandono de la dieta saludable que a un problema por el consumo de bebidas refrescantes con azúcar. De hecho, el ex secretario de Estado de Medio Rural y Agua en el segundo mandato de José Luís Rodríguez Zapatero señala que todas las empresas de la asociación “están dispuestas a apostar para lanzar nuevas políticas de formación y educación”.
Etiquetado claro
También se muestran favorables a abordar cuestiones demandadas por los consumidores, como disponer de un etiquetado más claro y comprensible o el de implementar medidas para conseguir ser cada vez más respetuoso con el medio ambiente.
Pero eso no debe chocar, según lo reivindicado por Anfabra, con la libre elección de poder consumir un producto con azúcar. “Incluso no es malo en determinados momentos, como después de hacer deporte”, puntualiza Rigau.
Sector estable
A pesar de la oposición frontal al impuesto catalán --Andalucía y Canarias anunciaron que lo copiarían pero, por ahora, no lo han aprobado--, la patronal afirma que las cifras económicas del sector son estables. Según datos de la consultora Global Data, la facturación del ejercicio 2017 fue de 4.600 millones de euros, el 0,3% más que el anterior. La producción creció en el mismo porcentaje, hasta alcanzar los 4.400 millones de litros.
Cifras que, de entrada, indicarían que la tasa y la baja popularidad de los refrescos por su nivel de azúcar han tenido un impacto muy limitado en el sector. De hecho, Puxeu manifiesta que la caída en el consumo de las bebidas de este perfil se compensa con el incremento del 4% de las ventas de bebidas light.