En el mundo hay dos mil millones de personas que no tienen acceso a una cuenta bancaria, según el Banco Mundial. Las razones que dan pie a esta situación son varias, pero la más probable es porque sean personas que viven en territorios que no están bancarizados.
Hay otras que, a pesar de tener acceso a los productos bancarios, se niegan a abrirse una cuenta en una entidad financiera. Sean cuales sean los motivos por los que lo hacen, tiene consecuencias negativas, como advierten desde el comparador de productos financieros HelpMyCash.com.
La comodidad
La comodidad de las operaciones es la principal razón por la que se recomienda abrir una cuenta bancaria. Domiciliar el sueldo y los recibos evita tener que preocuparse cada mes por ir a pagar los gastos, cobrar la prestación por desempleo en la ventanilla del banco o recibir la nómina en efectivo.
De hecho, el asunto de la prestación trajo polémica en 2016. Ese año, el Tribunal Supremo dictó una sentencia en la que daba la razón al Servicio Público de Empleo Estatal al negarse a pagar en metálico la prestación por desempleo a un ciudadano. Y es que, a pesar de que este tipo de pagos en efectivo están permitidos, solo se aceptan en casos que estén justificados.
Operaciones en efectivo limitadas
Tampoco hay que olvidar que las operaciones en efectivo están limitadas cuando una de las partes actúa como profesional. Podemos hacer pagos en billetes y monedas de hasta 2.500 euros solamente. Al no disponer de una cuenta bancaria, no podríamos comprar o vender productos por un importe superior.
Otra de las consecuencias de negarse a abrirse una cuenta es que tampoco tendremos acceso a otros productos comercializados por la entidad. Esto se puede convertir en un problema si en un futuro se necesita solicitar un préstamo o una hipoteca.
Cuentas sin requisitos ni comisiones
Desde el comparador recuerdan que abrirse una cuenta bancaria no tiene que suponer un trámite complejo que tenga consecuencias negativas. El mercado bancario actual está repleto de cuentas sin condiciones ni comisiones, a las que se puede acceder sin tener que cumplir ningún requisito y sin que el cliente tenga que abonar costes.
Tener abierta una cuenta de estas características puede suponer para el usuario una mejora en calidad de vida. De hecho, la clave está en escoger bien la entidad en la que se abra este producto. Para ahorrarse futuros dolores de cabeza, habría que contratar en producto en un banco que siga una política de cero comisiones.