El precio del alquiler o de la compra de una vivienda en Barcelona ya no representa sólo una barrera para los ciudadanos del municipio. Los inversores internacionales que habían puesto el foco en la capital catalana han decidido dejar de apostar por la ciudad, explican los operadores del sector.
Un movimiento que se justifica por la falta de expectativas en la revalorización de los activos. “No hay propiedades y los dueños de los inmuebles quieren cada vez más dinero”, explica el presidente de la patronal Fiabci Spain, Ramon Riera. El también consejero delegado de Eurofincas asegura que los “precios son prohibitivos incluso para los inversores” y que estos han empezado a irse a otros mercados con rentabilidades superiores.
Consecuencias del ‘procés’
Ahora adquieren viviendas tanto en la corona metropolitana como en otras ciudades de España. Málaga, la costa valenciana o Madrid son las más beneficiadas, relata el ejecutivo desde la principal feria del sector que se celebra esta semana en Cannes, el Marché International des Professionnels de l’Immobilier (MIPIM).
Riera indica que la huida de los inversores también tiene su origen en la inestabilidad política en Cataluña en el último trimestre de 2017. Asegura que hasta ese momento “todas las miradas estaban puestas en Barcelona”, pero que las sesiones para aprobar las leyes de desconexión en el Parlament primero y el 1-O después propiciaron que los inversores empezaran a explorar mercados con menor incertidumbre.
“Se han enamorado de otras localizaciones que en principio no eran tan atractivas”, manifiesta. Una apertura de los análisis de oportunidades inmobiliarias a la que ha dado la puntilla la falta de corrección del coste de los activos.
Efectos en el sector del lujo
El segmento del lujo también está afectado por la subida de precios. “En algunas zonas de Barcelona se ha llegado a los 10.000 euros el metro cuadrado, cuando en París se pagan 11.000 euros por el mismo piso”, detalla el socio fundador de Barnes Spain, Emanuel Virgoulay. Cuestión que ha propiciado que “no haya compra por capricho”.
Por el precio de un piso en pleno paseo de Gràcia de Barcelona se puede acceder a un pied-à-terre en la capital francesa, afirma. Y la decisión de compra para los que pueden abonar estas cantidades es clara.
Burbuja del alquiler y la compra
Virgoulay habla abiertamente de una burbuja tanto en el segmento del alquiler como en el de la compra y reconoce que tienen en cartera desde hace meses propiedades sin vender porque están sobrevaloradas. Cabe tener en cuenta que esta compañía trabaja con activos que van desde los 500.000 a los dos millones de euros.
“Si la gente quiere vender su piso deberá bajar el precio”, sentencia. Especialmente en zonas como el Gòtic o Ciutat Vella, barrios que hasta la fecha estaban en auge entre los clientes extranjeros pero que son muy poco atractivos entre los compradores nacionales. Y Barnes trabaja cada vez más con estos perfiles.
El director de la división asegura que actualmente atienden casi exclusivamente peticiones de clientes españoles y expatriados que buscan una primera residencia en la ciudad. El 60% de las transacciones que ha cerrado en el arranque del ejercicio (de un total de 10 operaciones) son de este último perfil y todas ellas están radicadas en barrios que tradicionalmente han atraído a las rentas per cápita más altas de la ciudad. Turó Park, Sarrià, Sant Gervasi y Pedralbes.
Alquiler por necesidad
La burbuja de precios en Barcelona es paralela al afloramiento en el sector inmobiliario español del alquiler de viviendas por necesidad. Mariano Kostelec, cofundador y consejero delegado del portal Uniplaces, dedicado al arrendamiento para estudiantes, indica que en la realización de un estudio sobre el sector se han topado con la realidad de que muchos de los propietarios que optaban por esta vía lo hacían de forma forzosa por las dificultades económicas de los últimos años.
Indica en declaraciones a Europa Press que la crisis y sus consecuencias que persisten tres años después de entrar en un periodo de expansión han llevado a muchos a no poder hacer frente a las cuotas hipotecarias.
El informe concluye que el 52% de los propietarios se han visto obligados a poner su vivienda en alquiler aunque inicialmente la compraron para uso personal. Una estadística que incluye datos de todo el país.