Disparo de salida a las juntas ordinarias de accionistas de las empresas cotizadas del país. Tras dar a conocer sus resultados anuales, sus consejos de administración los presentarán ante los propietarios de las compañías y darán cuenta de sus informes de gestión. Una actividad con su propio negocio asociado que riega a empresas de diferente perfil situadas en los alrededores de su sede social, desde imprentas a estudios de diseño o firmas de catering. En el caso de las Ibex se mueve alrededor del millón de euros, cantidad que por primera vez pasará de largo de Cataluña.
La fuga de empresas derivada del proceso independentista ha supuesto que grupos como Banco Sabadell, Gas Natural, Caixabank, Colonial, Cellnex o eDreams cambien contratos consolidados en diferentes sectores para adaptarse a su cambio de sede social.
El principal reflejo de esta política se verá a lo largo de las próximas semanas, cuando espacios como el Palacio de Congresos de Cataluña, Fira Barcelona o las salas de actos de grandes hoteles de la capital catalana se queden vacíos en una temporada habitualmente de alta ocupación. Será Madrid la ciudad que ahora albergará la mayoría de estos eventos.
Abertis, la primera junta
Abertis abrirá la veda este martes. La empresa que presumiblemente pasará a manos de ACS y Atlantia tras salir a la luz las negociaciones que se mantienen para unificar las Ofertas Públicas de Adquisición (OPA) lanzadas por ambas compañías, reunirá a sus accionistas en el Palacio de Linares de la capital.
Un espacio que, de entrada, facilita una asistencia mucho más modesta a la junta de accionistas. Cuestión clave si se tiene en cuenta cuál suele ser el perfil habitual del grueso de los asistentes, personas de edad avanzada que ejercen su acción de control, y que muy probablemente no se desplazarán hasta Madrid. Se bajará de los 600 asistentes de 2017 en Barcelona a unos 300 como mucho.
Con todo, la reducción de espacio no se ha reflejado de igual forma sobre el presupuesto, indican fuentes conocedoras de la organización.
Impacto laboral
Desde el sector indican que Abertis nunca ha llegado a la cifra del millón de euros para dar cuenta a sus accionistas. La partida más importante es la del alquiler del Palacio de Linares y su adecuación para celebrar la reunión. El montaje de la escenografía que comporta el alquiler de pantallas, iluminación, mesas de sonido y la construcción de elementos como las mesas en las que se sentará el consejo de administración.
Todo este trabajo es el que se contrata con empresas de proximidad. Otros interlocutores cercanos de cotizadas señalan que, a pesar de que se mantengan encargos con grupos que operan en todo el Estado, sí que tiene un efecto negativo para la economía barcelonesa en el plano laboral. Igual que ocurre con las contrataciones del personal que asistirá a los accionistas y medios de comunicación que están invitados a los encuentros.
Más desplazamientos
La partida de desplazamientos, comidas y servicios auxiliares que se contratan en las juntas de accionistas ha incrementado. De entrada, implica que los departamentos de relaciones institucionales, comunicación y secretarías de dirección, los más implicados en el montaje del acto, se desplacen días antes al lugar en el que se celebrará para supervisarlo. Hecho que encarece los desplazamientos, pernoctaciones y manutenciones.
El epígrafe comidas también ha cambiado por completo. Es habitual que las juntas de accionistas concluyan con un encuentro alrededor de la mesa del consejo de administración. Es sólo uno de los catering que se servirá durante la jornada, ya que también es común ofrecer un refrigerio a los propietarios de títulos y a los equipos internos que han trabajado en su desarrollo.
Partidas con menor impacto
Donde menos cambios ha habido hasta la fecha es en los contratos de los estudios de diseño y montaje de acto y en la asesoría legal externa de las juntas. Varios portavoces de cotizadas apuntan a que por el perfil de empresas con las que se colaboraba, grupos como el Estudio Ferrán Sendra o despachos como Garrigues, Cuatrecasas, Uría o Roca Junyent, tienen la capacidad y el equipo suficiente para estar presentes en Madrid, Palma de Mallorca, Alicante, Valencia o cualquier otra gran ciudad que se haya acogido la sede social de las antiguas cotizadas catalanas.
Una lista que incluye empresas de todos los perfiles, no sólo las cotizadas, y que superan las 3.000 referencias.