La pasada edición del Primavera Sound logró beneficios récord al superar por primera vez la barrera del millón de euros. El buen resultado del festival de música barcelonés --que incluye su edición portuguesa-- permitió pagar un dividendo de 400.000 euros a los socios impulsores de la iniciativa por primera vez en sus 17 años de trayectoria.
Las ganancias del ejercicio cerrado el 30 de junio de 2017 también permitieron sanear el balance de la compañía, castigado por las pérdidas acumuladas. Según Expansión, la sociedad Primavera Sound presentaba en 2016 un patrimonio neto negativo, lo que suponía una situación de quiebra técnica.
El festival
El Primavera Sound, fundado en 2001, es uno de los referentes del sector. Se trata de un proyecto independiente que ha logrado posicionarse en el mercado gracias a una programación que marca tendencia. Actualmente, el accionariado se divide entre cuatro socios: MurmurTown Producciones (sociedad administrada por Gabriel Ruiz y Sonia Quesada), Nicolás Soler, Alberto Guijarro y Alfonso Lanza.
La edición de 2017 del festival, que contó como cabezas de cartel con Bon Iver, The XX y Arcade Fire, mantuvo la tendencia ascendente de los últimos años. El volumen de negocio aumentó un 13%, hasta los 14,8 millones de euros, mientras que el resultado de explotación (ebitda) fue de 981.903 euros, con un descenso del 9,8%. El beneficio se disparó un 63%, hasta 1,17 millones de euros.
58.000 espectadores al día
El 95% de los ingresos de la sociedad Primavera Sound fueron generados por el festival barcelonés. La compañía vio cómo sus ingresos por acuerdos de patrocinio aumentaron un 25%, hasta los 3,3 millones de euros. Las principales compañías que dan apoyo al festival son la cervecera Heineken y la automovilística Seat.
El evento logró una asistencia récord en la última edición, con 58.000 espectadores diarios en cada una de las jornadas de pago con todos los abonos y las entradas de día único vendidas (la cifra de asistencia, que incluye los conciertos gratuitos, es de 208.000 personas). El público español representó el 36% de los espectadores, mientras que el británico, el 17%.