Los planes de pensiones dejarán de ser exclusivamente para la jubilación y para complemento de la pensión del sistema público. La modificación aprobada el viernes por el Gobierno abre la posibilidad de retirar el dinero a partir de los 10 años, sin tener que esperar al cese de la actividad laboral. Desde que se crearon este tipo de productos financieros en España en 1987, sólo podía darse esta situación de liquidez en casos extraordinarios, como el de paro de larga duración, enfermedad grave o riesgo de desahucio.

A partir de 2025, con la voluntad del partícipe será suficiente para las cantidades aportadas antes de 2015.

Esto termina con una de las características básicas de los planes de pensiones tal como eran conocidos hasta ahora y ha provocado desconcierto en el sector. Los expertos coinciden en que el ahorro finalista desaparece y, por tanto, el cambio termina con la naturaleza de los planes de pensiones. “Si el objetivo es que se intensifique la contratación, no es la medida adecuada”, opina la miembro de la Cátedra ICEA-UB de seguros y fondos de pensiones Manuela Bosch.

Para la jubilación

“La medida resulta contradictoria con el origen y el destino de este producto, y ya existen productos de ahorro que permiten cosas similares, aunque no iguales; los planes de pensiones no están pensados para que te cambies de piso, o de coche, y creo que no es buena idea descapitalizar tus ahorros en teoría destinados a la jubilación”, considera María Reyes Pérez Domingo, actuaria y catedrática de Ciencias Económicas de la UB.

La diferencia entre los planes de pensiones y los planes de jubilación, que son una mera póliza de seguro, se ha difuminado. La rigidez de los primeros va acompañada de ventajas fiscales durante la vida laboral del ahorrador, mientras que la liquidez de los segundos dejaba las deducciones para la jubilación. “Ahora, pretenden hacerlo líquido y con ventajas fiscales”, según Bosch.

Más atractivo

La ley que regula el sector fue aprobada en 2014, aunque no ha sido hasta ahora que ha aprobado el reglamento que la concreta. Además de la liquidez, el Gobierno ha rebajado las comisiones que el cliente paga a la gestora, hasta un máximo del 1,5% por gestión y depósito. El objetivo es hacer el producto más atractivo. “La rentabilidad de los planes de pensiones es muy baja, por lo que es una medida positiva”, indica Reyes Pérez.

Sin embargo, añade que “lo interesante sería que la gestora cobrase en función del resultado del plan de pensiones, de su buen trabajo gestionando de forma activa”, y no aplicando la comisión sobre todo el patrimonio acumulado. La incentivación del ahorro privado se apoya en las ventajas fiscales, ya que los planes de pensiones solo tributan una vez rescatados alcanzada la jubilación. Ahora, en un contexto de dificultades para mantener el sistema de pensiones, se intenta estimular también con la reducción de las comisiones y con más liquidez.   

¿Dinamismo?

La competencia en el sector puede crecer. Los bancos podrán jugar con el ajuste de las comisiones para tratar de captar clientes, aunque las expertas consultadas coinciden en que la gente elije más basada en la confianza que tienen en la entidad que en las comisiones, que no distan mucho las unas de las otras.

María Reyes Pérez afirma que el mensaje que ha querido lanzar el Gobierno con esta modificación es “positivo”. Sin embargo, concluye: “Lo sería más si la gente tuviera ingresos que les permitiesen ahorrar; con la precariedad salarial actual, ahorran los de siempre y esta norma no ayuda a los que no tienen suficiente para hacerlo”.