Los turistas de Reino Unido empiezan a notar la devaluación de la libra frente al euro.
Comienzan a tener dificultades para afrontar el coste que supone reservar un paquete vacacional en España de cara al próximo verano por el aumento del precio de los hoteles. De esta forma lo asegura el turoperador inglés Thomas Cook: "El año pasado unas vacaciones económicas ya costaban unos 500 euros por persona, un 20% más que en 2016, y unas familiares, unos 2.500 euros de media", argumenta la compañía.
Su CEO, Peter Fanckauser, señala que 2017 "fue muy bueno en cuanto a reservas". De hecho, un 42% de los turistas británicos que viajaron con Thomas Cook lo hicieron a España. Canarias y Baleares fueron los principales destinos nacionales, pero la perspectiva es que la cifra descienda mínimamente de cara al próximo año por los efectos del Brexit sobre la economía.
Canarias, en el foco
"Sí, es cierto que empieza a verse un cierto freno en el consumo por parte de los británicos", reconoce Promotour Turismo de Canarias.
En 2017 llegaron al archipiélago 5,3 millones de turistas de Reino Unido. Hasta finales de año, los turoperadores británicos habían vendido 250.000 paquetes para 2018, lo que supone un ligero descenso en comparación con las mismas fechas doce meses atrás.
Turistas británicos en una terraza de Lanzarote / EFE
Precisamente Thomas Cook también ha tomado la iniciativa de cobrar 25 euros por las hamacas en tres de sus resorts en Fuerteventura, Lanzarote y Gran Canaria. El objetivo es "adaptarse a las necesidades del viajero moderno" y aplicar esta medida en 30 de sus hoteles para el estío.
Promoción turística
Canarias es el destino preferido por el 7% de los británicos que pasan las vacaciones fuera de su país. Su gasto supone el 30% del total facturación turística del archipiélago, unos 4.500 millones de euros. Aunque su nivel de consumo es algo inferior a la media, unos 1.000 euros por persona, su fidelidad sí está fuera de duda: un 84% repite su experiencia.
Frente a la dificultad de las reservas en España, Thomas Cook estudia promocionar destinos paralelos que sean apetecibles para sus clientes. Entre ellos Egipto y Turquía, que tras un impás por conflicto político quieren volver a posicionarse como lugar turístico para los británicos.