La planta desalinizadora de Tordera, ubicada en el termino municipal de Blanes (Barcelona), ha marcado un récord en su nivel de producción de agua apta para el consumo urbano. Ha llegado al 75% de su capacidad, un máximo en operativa recurrente desde que entró en servicio en 2002, indican fuentes de la Agencia Catalana del Agua (ACA).
La sequía que vive Cataluña es la culpable del incremento de la desalinización de esta infraestructura. Se concibió inicialmente para tratar 10 hm3 de agua, pero tras la escasez que se vivió en 2008 se decidió poner un marcha un proyecto de ampliación de su potencial. En 2011 se duplicó su capacidad y se construyó una cañería hasta la planta potabilizadora del río Ter en el municipio de Cardedeu para aportar más agua al área metropolitana de Barcelona.
Agua hacia Barcelona
Esta transmisión de recursos se ejecutó por primera vez en el último trimestre de 2017 tras las alarmas por la bajada de nivel del caudal. Se ha mantenido desde ese momento, ya que Cataluña aún está en la fase de alerta presequía por el nivel de las cuencas internas.
Las precipitaciones que han regado la Península Ibérica tras las vacaciones de Navidad pasaron sólo tangencialmente por Cataluña.
Capacidad de cuencas y pantanos
Las cuencas internas aún están al 43,95% de su capacidad, mientras que hace tan sólo un año se llegaba al 58,18%, según los datos del último boletín del ACA. Mientras que los embalses de la confederación hidrográfica del Ebro superan por poco el 50%, aunque algunos de ellos han encendido las alarmas por la falta de recurso.
Baserca está al 15,91% de su capacidad (52,18% hace un año); Cavallers al 23% (48,09% hace un año); y Guiamets al 23,95% (49,13% en 2016). En contrapartida, Terradets llega al 95,05% (más que en 2016, cuando estaba al 93,11%) o Riba-roja d’Ebre al 92,39% (96,75%).
Control del ACA
El ACA es la que controla semanalmente el estado de las reservas de agua en Cataluña y determina de forma periódica el régimen de producción de las dos plantas desalinizadoras que hay en Cataluña de acuerdo con las necesidades de consumo. La de Tordera y la del sistema del Llobregat, que opera al 70%.
Son las dos principales infraestructuras garantes de que se evitarán los cortes de agua en el territorio si la sequía va a mayores. Aunque, en contrapartida, su funcionamiento intensivo es caro por el coste energético de ponerlas en marcha. Por ello algunas voces han pedido que se active la regeneración, cuestión que por el momento está en estudio.
Más allá de las resoluciones técnicas, se pide un uso responsable a la ciudadanía del agua. Un discurso habitual desde el ACA que se refuerza en periodo de escasez.