Suena a ciencia ficción, pero el Parlamento europeo ha abierto el debate sobre la regulación de los derechos y deberes de la inteligencia artificial. En plena controversia sobre el desplome de las pensiones, se ha apuntado a la posibilidad de que las máquinas coticen. ¿Descabellado? No por la vía de impuestos, dicen los expertos consultados por Crónica Global.
Esaú Alarcón, abogado y profesor de Derecho Financiero de la Universidad Abat Oliba CEU, precisa que “de lo que se habla en realidad es de la fiscalidad --y, en paralelo, de la aportación a la Seguridad Social-- de los robots autómatas que, en un futuro no muy lejano, parece que van a poder sustituir al ser humano en ciertas labores productivas”.
Feria de la era del empleo digital y de la inteligencia artificial
Con la legislación actual, explica, “es evidente que estos ‘seres’ no están sometidos a gravamen alguno, más allá del que sufran las empresas que los crean, fabriquen y vendan. Ahora bien, no es inconcebible que en el futuro exista algún tipo de gravamen específico por la tenencia de este tipo de artilugios”. En este sentido, Alarcón afirma que “la capacidad imaginativa del legislador a la hora de crear impuestos, a la hora de observar nuevos ‘hechos imponibles’ objeto de gravamen- es infinita”.
Según el fiscalista, socio del despacho Gibernau Asesores, “la única viabilidad tributaria sería a través de la figura de los impuestos especiales –como el alcohol, el tabaco, etc.- bajo el argumento de que perjudica el mercado laboral. En tal supuesto, el trabajador que adquiriera o fuera propietario del robot debería pagar un impuesto por su adquisición y/o por su titularidad. Piense en los inmuebles, por ejemplo, que pagan impuestos tanto a la hora de adquirirlos (ITP o IVA) como a la hora de mantenerlos (IBI o el impuesto catalán sobre bienes improductivos) o de venderlos (Plusvalía Municipal e IRPF). Ahora bien, lo único que se conseguirá es que el robot salga exponencialmente más caro”.
Por lo que se refiere a la Seguridad Social “me parece extraño que el robot cotice o tribute como tal. Eso, por ahora, solo lo pueden hacer los humanos”.
¿Personas electrónicas?
Eva Gómez, abogada especialista en derecho laboral de Sanahuja-Miranda, valora positivamente que se haya puesto ese debate sobre la mesa, ya que, “generalmente las leyes suelen ir siempre por detrás de la realidad. De momento, solo hay una propuesta en el Parlamento europeo de regular el estatuto jurídico sobre los derechos y obligaciones de ¿personas electrónicas?. Es algo complejo”.
Coincide con Esaú Alarcón en que sería recomendable una regulación vía gravamen, “pero no es tan fácil. Se tendría que reformar la normativa fiscal”. No obstante, expresa sus dudas respecto a si la cotización de las máquinas es la mejor manera de mantener las pensiones.
“Que la inteligencia artificial quite trabajo a los humanos no es cierto al cien por cien. Se pueden crear puestos de trabajo de supervisión porque creo que estamos lejos de un autocontrol por parte de la máquinas. Sí es posible que se recurran a trabajadores menos cualificados, pero no desaparecerán”, afirma la letrada.
Redistribuir el gasto público
No obstante, afirma que el mantenimiento de las pensiones es un problema cuya solución “es complicada. Los recursos son limitados, las cotizaciones bajan cada vez más y la esperanza de vida es cada vez mayor. Las pensiones están por debajo del nivel de vida aceptable, pero aún así, tampoco están garantizadas”. Eva Gómez cree que es necesario redistribuir el gasto público. Y respecto a ese futuro laboral con máquinas, entiende que “hay que esperar a ver cómo avanza la inteligencia artificial”.
Miquel Montero, CEO de Atomian
Miquel Montero, CEO de Atomian y creador de una tecnología de Inteligencia artificial para empresas que replica algunas de las funciones de la mente humana, explica que la tecnología avanza, pero aún queda mucho por hacer. Montero es ingeniero de software y científico de datos que lleva 17 años estudiando cómo funciona el cerebro humano para mejorar la inteligencia artificial. Su objetivo es que un ordenador llegue a entender la naturaleza de las cosas de la misma manera en que lo hace una persona. “Una máquina necesita millones de fotos de perros para distinguirlo de otra cosa, mientras que un niño lo distingue con ver tres o cuatro”, explica Montero.
Actualmente Atomian trabaja para el sector de los seguros, el ámbito deportivo (FC Barcelona), banca, turismo y sanidad.