Encontrar piso de alquiler en Barcelona continúa siendo igual de complicado que hace uno o dos años. Los anuncios que aparecen en los portales inmobiliarios desaparecen rápidamente, algunos en 24 o 48 horas, por lo que buscar vivienda se convierte en una guerra entre inquilinos. Pero no siempre gana el más rápido.
Cada vez más, los propietarios eligen el perfil exacto de arrendatario que quieren para su inmueble. La alta demanda se ha mantenido en los últimos meses y la oferta sigue sin poder absorberla. Pese al aumento de precios, que en algunas zonas alcanza entre los 17 y los 20 euros por metro cuadrado, los dueños pueden elegir entre los candidatos a ocupar sus pisos.
Contrato fijo, mascotas y niños
Un cachorro en el interior de un piso
Algunos, empiezan la criba en los anuncios. Son numerosos los propietarios que aseguran que valorarán que el candidato tenga contrato de trabajo fijo –que da más estabilidad económica que los temporales–. “Los criterios de aceptación de inquilinos se han endurecido”, indica Christian Gracia, director del área de comercialización de viviendas de la inmobiliaria Forcadell.
Además de los contratos laborales, no tener mascotas suele ser otro de los requisitos más demandados, así como que se trate o no de una familia con niños. A veces, el nivel de selección es tan elevado que se organizan una especie de castings. Se trata de entrevistas grupales, en las que el propietario conoce en persona a unos cuantos interesados en alquilar su piso, de forma que puede hacerles preguntas y quedarse con una impresión sobre las personas.
Alquiler entre particulares
“Esto suele pasar entre particulares, ya que cuando los dueños de una vivienda se dirigen a una inmobiliaria es porque confían en el criterio de los profesionales y no quieren ocuparse personalmente de elegir al inquilino”, explica Gracia. Los propietarios tienen el derecho de elegir quién va a ocupar su piso. De hecho, si concretan tanto el tipo de inquilino que buscan puede deberse a malas experiencias pasadas, indica.
“Es el exceso de demanda que provoca malas prácticas”, según fuentes del sector. Los requisitos que imponen los propietarios pueden llegar a ser hasta xenófobas: algunos indican que no alquilarán su piso a personas de una determinada nacionalidad, según las mismas fuentes. Es el dueño quien tiene la última palabra.
Acuerdo de alquiler entre una joven y la propietaria de un piso
Los precios
Aunque la demanda y la competencia son muy altas cuando un piso en buenas condiciones y con un precio razonable sale al mercado de alquiler, la “desesperación” de los candidatos es relativa. “No todos los precios tienen salida, si es de 1.500 euros mensuales cuando el máximo por sus características sería de 1.200, se queda vacío”, asegura Gracia, que añade que algunos propietarios insisten en “aventurarse” en cuanto a precios.
La previsión de Forcadell es que el mercado de alquiler en Barcelona continúe “sobrecalentado” y que los periodos en los que permanecen los pisos vacíos entre inquilinos seguirán siendo muy bajos. En 2018, creen que crecerá poco. Christian Gracia asegura que es por los precios elevados que se está consolidando la tendencia entre las parejas de jóvenes a renunciar a alquilar un piso en Barcelona para comprar uno en las afueras.