Bodegas Torres se ha unido con el Grupo Nicolás Motor y el resto de impulsores de la llamada Carretera del Vino, un destino enoturístico en la comarca del Penedès (Barcelona), para lanzarse al mercado de coche eléctrico y compartido.
El carsharing sostenible es una opción de movilidad que ya ha llegado a las grandes ciudades. El objetivo de los impulsores de esta iniciativa es replicar el modelo de negocio en municipios más pequeños.
Idea que parte de una ruta enoturística
Uno de los vehículos eléctricos que cedió Nissan para la Carretera del Vino / CG
La idea surge de la ruta turística que se explota desde abril de 2015. Los responsables de 13 bodegas que se encuentran en el camino que une el castillo de Sant Martí Surroca con las playas de Sitges se presentaron en ese momento en sociedad y empezaron a recibir visitantes. El problema es que la red de transporte público en la zona no facilitaba la visita a los que no disponen de vehículo propio.
Por ello se empezó a trabajar con el acuerdo con Nissan que se firmó en 2016. El fabricante japonés les cedió durante medio años varios modelos eléctricos que, a su vez, se ponían a disposición de los visitantes. La experiencia fue positiva y decidieron ir un paso más allá.
Plataforma Glide
Los responsables de Torres y de Grupo Nicolás, que también son dueños de la bodega Torreblanca, decidieron empezar a dar forma a la plataforma Glide. En mayo iniciaron la primera fase del proyecto gracias a la firma de un acuerdo de colaboración con el Ayuntamiento de Vilafranca, encabezado por Pere Regull (PDeCAT), para que los trabajadores públicos puedan usar uno de los dos coches con los que han empezado a trabajar.
Cabe tener en cuenta que, además del desarrollo tecnológico para diseñar una aplicación que permita el alquiler del vehículo primero y la apertura del coche después, también han tenido que definir la red de puntos de recarga. Algo que se empezó a trabajar hace un año en la Carretera del Vino gracias a la aportación básicamente de los privados.
Un vehículo sostenible en uno de los puntos de recarga habilitados / CG
Capital de 114.000 euros
Glide se explota desde la empresa Compartim Turisme Sostenible, una mercantil que empezó a operar a finales de julio y que cuenta con un capital base de 114.400 euros. Esa es la cantidad que se ha destinado a la firma de un contrato de leasing con Nissan para dotarse de su propio pool de vehículos verdes. Modelos Leaf y furgonetas NV 200, las mismas que operan en la ruta enoturística.
El representante de Bodegas Torres en este proyecto, Josep Batet, explica a Crónica Global que también se han abierto conversaciones con el Ayuntamiento de Sitges (Barcelona) para replicar el modelo comercial. Es decir, que los funcionarios y trabajadores de la corporación local puedan tener acceso a los vehículos eléctricos a cargo del erario público para sus trayectos. Hecho que ayudaría a reducir las emisiones en la zona.
Turismo y trabajadores
Bodegas Torres ha sido uno de los impulsores de la nueva sociedad dedicada al 'car sharing' verde / CG
A pesar de que la iniciativa empresarial está en una fase inicial, sus gestores reconocen que existe interés en poderla replicar en otros lugares con un perfil similar. Que exista tanto un atractivo turístico como una administración local o supramunicipal que esté dispuesta a usar la plataforma.
Es importante combinar ambos perfiles para la sostenibilidad económica del proyecto, añaden. Mientras que los visitantes alquilan los vehículos en fin de semana y festivos, justo lo contrario de las necesidades municipales. Se maximiza el uso de los vehículos.