La funeraria pública que impulsa el gobierno municipal de Barcelona, que comanda Ada Colau, se llevará hoy su segundo gran revés. El operador municipal fallará en concitar los apoyos necesarios en el pleno tras pinchar en abril, cuando el punto fue retirado del orden del día por falta de consenso.
Grup Demòcrata, PP, Ciudadanos y ERC ya han avanzado que votarán en contra de las dos propuestas que posibilitan la operación: la venta del 15% de Serveis Funeraris de Barcelona (SFB) y el cambio estatutario de Cementiris de Barcelona, que la convertiría en una empresa rival de la primera.
Con ello, se frustrará por segunda vez el impulso a la operación, que diseñaron al alimón el director general de Cementiris, Jordi Valmaña, y el concejal de Presidencia, Agua y Energía, Eloi Badia.
"Extraño"
Fuentes del sector han tildado de "extraño" que BComú someta de nuevo la propuesta al voto de los 41 concejales tras no lograr el apoyo de la mayoría en abril y después de romper su pacto de gobierno con el PSC hace escasos días.
"No han trabajado los apoyos y, en algún caso, no han respondido a las alegaciones presentadas por varios estamentos. Es extraño presentar de nuevo la iniciativa", han indicado.
Las mismas voces han recordado que tanto si el gobierno municipal tiene que retirar los textos del orden del día como si la oposición los rechaza en votación, "la idea de crear una funeraria municipal en Barcelona quedará muy tocada".
"Movimiento electoral"
Más explícitos son desde el comité de empresa de Serveis Funeraris de Barcelona, el operador funerario semipúblico participado por el ayuntamiento y Mémora.
"Nada ha cambiado desde abril. La propuesta no ha concitado más consenso. No se ha trabajado, no se ha apuntalado su viabilidad y ahora peligra hasta el calendario de ejecución. La idea de llevarla de nuevo a pleno es puramente electoral, para mostrar músculo social", ha indicado un portavoz de la parte social.
Según la misma fuente, "hay otras maneras de influir en el precio de los entierros" en Barcelona. "Un operador público con un tanatorio sin definir ni construir no es la mejor opción", han remachado.
Momento de crisis
A los factores de mercado hay que sumarles otro elemento. Eloi Badia y Jordi Valmaña tratan de impulsar la operadora municipal desde una empresa, Cementiris de Barcelona, que está lidiando con una crisis mayúscula desde que se hundieron 144 nichos en el camposanto de Montjuïc en septiembre.
El incidente ha provocado la ira de las familias afectadas, que tratan de recuperar los huesos de sus familiares. Dos arqueólogas contratadas ad hoc por la sociedad municipal trabajan en ello.
El suceso ha puesto en tela de juicio la gestión de Valmaña al frente de Cementiris, una labor ya cuestionada por otros motivos, como la firma de un acuerdo de provisión de urnas funerarias con la empresa donde trabaja su hijo.