La fuga de sedes sociales de empresas de Cataluña abarca todo tipo de entidades. De las siete que cotizan en el Ibex 35, seis ya se han ido. La séptima, los laboratorios Grifols, todavía la mantiene, si bien la sede fiscal ya la trasladó tiempo atrás a Irlanda, donde disfruta de unos tipos impositivos privilegiados en comparación con los existentes por nuestras latitudes.
Aparte de las grandes, también se han marchado y todavía se siguen yendo centenares de medianas y pequeñas empresas. Solamente durante la semana pasada, con el artículo 155 ya en vigor, se fueron 331 firmas catalanas.
El éxodo abarca así mismo a la alta burguesía catalana. La huida de los grandes capitales atesorados por las familias opulentas constituye un dato alarmante, pues contribuye a acentuar las consecuencias nefastas de la palpable destrucción del tejido productivo de esta comunidad.
Recursos propios de 74 millones
Una saga de las más relevantes es la de los Fradera, expropietarios de la cementera Uniland. Una rama de los Fradera, encabezada por Rosa Fradera Lloret, y sus hijos Güell Fradera, acaba de mover el domicilio de su sociedad de cartera Cabalian Holding Group. El cuartel general de la firma abandona la Ronda Universitat de Barcelona para establecerse en la calle Velázquez de Madrid.
Cabalian posee unos activos de 85 millones, de los que 61 millones corresponden a inversiones financieras a largo plazo, 14 millones a inmuebles y 19 millones a tesorería. La empresa contabiliza unos fondos propios de 74 millones.
En el mismo cuartel general de Ronda Universitat, Raquel Fradera Lloret tiene domiciliada la sociedad de cartera Lumbier de Inversiones. Esta compañía administra unos activos de 232 millones. Entre ellos bienes raíces en Barcelona, Alemania, Luxemburgo y Hong Kong, valorados en libros en 130 millones. Dada la actual situación de incertidumbre en que se encuentra Cataluña, no se descarta que este otra holding barcelonesa se acabe instalando en Madrid.
Un pelotazo histórico
Los Fradera y sus socios históricos los Rumeu traspasaron Uniland a la constructora madrileña FCC hace más de 10 años, por 1.900 millones. La operación se cerró en el pico de la burbuja inmobiliaria y constructora.
Al margen de esta defección, el Boletín Oficial del Registro Mercantil publicó ayer la huida de Croxley Investments, inmobiliaria; Offshore Tech, firma líder en soluciones tecnológicas de movilidad; y Esferoval Ibérica, distribuidora de válvulas y actuadores neumáticos, entre otras. Las tres dejan Cataluña y se establecen en Madrid.