El plan que iba a reflotar la extinta Fagor Electrométricos apenas ha durado tres años.
En este tiempo se ha desbaratado casi por completo el proyecto empresarial que el grupo catalán CNA puso en marcha en 2014 con el propósito de salvar la principal cooperativa de la Corporación Mondragón.
Desde el pasado viernes, 143 trabajadores afectados por el ERE de Edesa Industrial (la denominación que sustituyó Fagor) están firmando sus finiquitos y pasan a engrosar la lista de parados. El resto de la plantilla, otros 163, ven muy negro su futuro laboral porque la actividad de la compañía es absolutamente deficitaria. Con las fábricas cerradas y un malestar creciente entre los trabajadores, los gestores aseguran a El País que “la compañía sigue trabajando para evitar el escenario de la liquidación”.
CNA toma las riendas
Fagor bajó la persiana en octubre de 2013 con una deuda acumulada algo superior a los 1.000 millones de euros. CNA, con sede en Torelló (Barcelona), asumió la propiedad de los activos en subasta judicial al abonar 4,25 millones de euros. Aunque las previsiones de CNA eran multiplicar las inversiones y aumentar la plantilla en los centros del País Vasco, “no se han cumplido ni de lejos”, indica el presidente del comité de empresa, Ricardo Pérez, que achaca a una mala práctica empresarial la gestión de Edesa.
La enseña pertenece a Fagor SCoop, que ha dado un ultimátum a CNA para que antes del 7 de noviembre presente un plan de viabilidad solvente para Edesa Industrial. De lo contrario, rescindirá el acuerdo e impedirá que pueda seguir comercializando sus productos con la marca Fagor.