Barcelona ha dejado de tener atractivo financiero debido a la huida de sus principales bancos de Cataluña. La reciente pérdida de la condición de city bancaria también significa que todo lo que rodea la actividad del sector deja de ser apta para continuar en territorio catalán.
Esta fuga escalonada, que ha empezado con el cambio de sede social y continuará con el cambio de sede fiscal, irá seguida de la marcha de todo el tejido económico que crean los bancos, además de parte de su operativa principal. Los agentes bursátiles, es decir, los brókeres, son uno de ellos. “Si resulta que los bancos principales ya no se fían de estar aquí, ¿cómo lo van a hacer las agencias de bróker?”, explican fuentes del sector bancario a Crónica Global.
Concentración de fondos
Como se observó en Quebec (Canadá), tras una coyuntura política de incertidumbre parecida a la catalana debido a la celebración del referéndum de secesión, los agentes bursátiles y los fondos de capital riesgo se concentraron en Toronto, donde se habían desplazado previamente la mayoría de entidades bancarias. Y es que, por norma general, los agentes bursátiles se ubican donde existe un mayor número de bancos. Y ahora es Madrid y no Barcelona.
Este escenario ya ha empezado a producirse. Tras la marcha de GVC Gaesco, la firma de valores iBroker ha sido la primera en anunciar la retirada de sus fondos del Banco Sabadell. Aunque informan de que se trata de una decisión temporal para tranquilizar a sus inversores, el sector teme que otras agencias bursátiles emprendan el mismo camino.
A día de hoy, las dos principales entidades bancarias con domicilio social en Cataluña son la Caixa d’Enginyers –bajo sospecha por sus flirteos con el separatismo – y la Caixa de Guissona, entidad bancaria con tan sólo cino oficinas en todo el territorio catalán. Desde el 2007, Cataluña ha pasado de tener una docena de cajas de ahorro y dos entidades bancarias a sólo tener dos cajas de ahorro de menor entidad y cooperativistas.
Bolsa de Barcelona
Si bien es cierto que, cada vez más, las negociaciones de bolsa “son virtuales” y no se necesitan “sedes físicas” —explican los expertos—, las cuatro plazas financieras españolas (Madrid, Barcelona, Bilbao y Valencia) siguen teniendo un peso muy importante y actúan de manera coordinada a través de la participación de sus sociedades rectoras en Bolsas y Mercados Españoles (BME).
La pérdida de peso de la Bolsa de Barcelona tras la marcha de algunas de sus sociedades operadoras como las de Banco Sabadell, Caixabank o GVC Gaesco podría beneficiar a sus principales competidoras. Más allá de la bolsa madrileña, la valenciana podría aprovecharse para concentrar los principales agentes bursátiles del país con la presencia de Bankia, Caixabank, Banco Sabadell y Banco Mediolanum en su territorio.
Más impacto que la transición digital
“La cantidad de negocios que dependen de los bancos, sumados a que éstos son creadores de tendencias, va a tener unos efectos brutales de los que la gente de a pie no es consciente”, explica la misma fuente. Y es que se estima que la huida de los dos principales bancos catalanes podría afectar, en un plazo de tres a cinco años, a un grueso importante de los empleados de banca catalanes que podría aproximarse al 30% de la plantilla. “El traslado de trabajadores, las bajas y prejubilaciones puede llegar a afectar un 30% de los empleados que se ubican en Cataluña”, añade. E, indirectamente, repercute en la galaxia de negocios que viven de la banca.
No se trata de un simple cambio de escritura. Ley de Sociedades Capital estipula que por domicilio social se debe entender como el “lugar en que se halle el centro de su efectiva administración y dirección, o en el que radique su principal establecimiento o explotación”. La ley vincula que una empresa designe un lugar como domicilio social a que en ese lugar tenga su principal establecimiento o explotación. Si no se produjera esta vinculación nos encontraríamos ante fenómenos empresariales tales como dumping laborales o fiscales. “Aunque los bancos estén diciendo a sus trabajadores que no tiene consecuencias para ellos, sí que las tiene. De lo contrario, estamos ante un fraude de ley”, concluye.
Todo ello se suma a la vorágine digital en la que se encuentra inmersa la banca con la competencia de las nuevas start up fintech. A raíz de la crisis económica, el Banco Sabadell ya inició una política de externalización interna, consistente en dividir sus unidades en distintas filiales: Por un lado, el tema de la informática y la tecnología; por otro, los servicios. Cada una de estas filiales tienen como accionista principal al banco presidido por Josep Oliu, y como minoritario, a Everis y Indra. “Si el banco tiene que vender para reducir costes y riesgos, se hará”. Estos cambios en las líneas de negocio les sucederán las deslocalizaciones de la actividad empresarial, también la que rodea a la banca como la que emprenden las agencias de brókeres.