El Juzgado Mercantil de Girona ha admitido a trámite el concurso voluntario de la cárnica Casademont SA, según un edicto que este jueves publica el Boletín Oficial del Estado. El desmoronamiento de este antaño gigante del sector también ha hundido a su filial Boadas Embutidos y Conservas (Becsa), que el mismo juzgado ha declarado también en situación de suspensión de pagos.
En ambos casos, la firma AIC & Bellvehi actuará de administrador concursal. Por medio del expediente judicial, la familia Casademont pretende poner fin a su aventura empresarial, que se inició hace más de sesenta años, y vender el negocio a un grupo aragonés.
Veinte años de déficits
Casademont viene registrando pérdidas desde hace dos décadas. Sus pasivos financieros alcanzan los 20 millones y las deudas a proveedores suman otros 10 millones. El activo apenas da para cubrirlas. Por su parte, Boadas presenta un activo de 4,5 millones y deudas de 1,2 millones.
Casademont tiene la sede central en Sant Gregori, mientras que Boadas radica en Palol de Revardit. Esta última empresa fue fundada en los años sesenta del pasado siglo por la familia que le da nombre, para producir jamones curados. En 1995, Casademont adquirió el 50% del capital. Ocho años después, se hizo con el control absoluto.