Los estibadores se han salido con la suya. Los sindicatos y la patronal Anesco han alcanzado un acuerdo tras más de un mes de negociaciones desde que se aprobó el real decreto ley que reformará el sector. El pacto ha ido acompañado de la desconvocatoria de la huelga que había prevista hasta principios de julio.
A cambio de la estabilidad y la “paz social” en los puertos, las empresas han accedido a la exigencia de los trabajadores de garantizar la contratación del 100% de los más de 6.000 estibadores actuales. Ambas partes se han reunido este jueves en Madrid y se han comprometido a negociar el nuevo convenio.
Desde enero
El conflicto estalló en enero, cuando el ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, anunció la tramitación de un real decreto ley para liberalizar el sector. Una sentencia europea establecía sanciones económicas a España por la organización de la estiba, que calificaba de monopolio.
El Gobierno se desmarcó de las exigencias de los estibadores, ya que consideraba que eran cosa de la negociación colectiva y que era con las empresas con las que tenían que pactar. Pese a los problemas para reunir los apoyos políticos necesarios, el voto del PDeCAT sirvió al PP para obtener la mayoría simple en el Congreso y se materializó el decretazo a mediados de mayo.
División en Anesco
El último mes de conversaciones entre la patronal y los sindicatos, con la Coordinadora Estatal de Trabajadores del Mar (CETM) al frente, ha estado condicionado por la división entre las empresas asociadas a Anesco. Tras romper las conversaciones, los estibadores cambiaron de estrategia y empezaron a negociar directamente con las empresas.
Los estibadores secundaron las últimas jornadas de huelga sólo en aquellas compañías que rechazaban pactar. La vuelta a la mesa de negociación de este viernes termina, de momento, con el conflicto en los puertos.