Cuando dejamos dinero a alguien que conocemos, lo hacemos bajo dos premisas principales. Primero, porque sabemos quién es y lo consideramos suficientemente digno de confianza, y, segundo y casi más importante, lo hacemos porque esperamos que nos lo devuelva. Si ahora somos nosotros los que pedimos una hipoteca a un banco, tendremos igualmente que cumplir con estos dos criterios de confianza básicos. El comparador de hipotecas HelpMyCash.com nos explica cómo lograr que el banco se fíe de nosotros.
El perfil lo es todo
Si puede haber algunos a los que les cueste dejar una pequeña cantidad de dinero a un conocido, imaginemos qué puede pasar cuando se lo hacemos a una institución con la que no tenemos una relación personal (si no comercial) y a la que además solicitamos miles de euros, cuando no cientos de miles.
Primero debemos saber que cuando pedimos un préstamo a una entidad, esta realizará un perfil financiero de nosotros, a modo de retrato robot, que le servirá en primer lugar para saber si estamos en condiciones de devolver el préstamo y, después, para ajustar el precio de este.
Por este motivo, presentar el mejor perfil posible será la clave para poder hacernos con las mejores hipotecas del mercado, sabiendo que, a peor perfil, peores condiciones tendremos en el préstamo hipotecario. Por supuesto, si figuramos en algún fichero de morosos, la confianza que el banco pudiera depositar en nosotros desaparecerá.
Para ilustrar esto podemos ver las hipotecas para rentas altas, como la de Banco Mediolanum y su Hipoteca Privilegium Vip, que ofrece un tipo de interés de euríbor más 0,85 % con sólo dos productos vinculados con coste. En la actualidad, sólo las mejores hipotecas y con niveles de vinculación importantes consiguen rebajar el interés por debajo del 1 %, siendo el diferencial más bajo un 0,90 %. Esta hipoteca de Mediolanum consigue rebajar este límite esencialmente porque el perfil al que se dirige es muy solvente y representa un riesgo de impago muy bajo.
Trabajo y ahorro
El requisito fundamental e indispensable a la hora de solicitar un préstamo es disponer de un trabajo con contrato fijo que garantice que disponemos de los medios suficientes para hacer frente a la deuda contraída por un largo período de tiempo.
De la mano de este contrato fijo tendrán que venir ineludiblemente unos ingresos suficientemente altos como para que el pago de la cuota no nos deje con el agua al cuello. El Banco de España recomienda que la ratio de endeudamiento generado por el pago de la vivienda no debería suponer más del 35 % de nuestros ingresos netos.
Respecto a la cantidad recomendada, las entidades establecen un límite medio de unos 2.000 euros de ingresos entre todos los titulares del préstamo.
Si ya tenemos el trabajo y los ingresos, el siguiente punto de la piedra angular que nos abrirá las puertas de los bancos será disponer de unos ahorros mínimos cercanos al 35 % del valor de la vivienda. Este porcentaje tiene su origen en que los bancos no suelen financiar más del 80 % del valor de compraventa o tasación de la vivienda, más un 15 % que tendremos que destinar a gastos relacionados con la apertura de la hipoteca y compraventa de la casa.
Garantías y avales
En ocasiones no es posible cumplimentar un expediente perfecto. Esto no significa que se nos cierren las puertas del crédito, sino que tendremos que reforzar de otras maneras la confianza que le transmitimos al banco.
La manera de hacer esto habitualmente será mediante el uso de avalistas, personas que se ofrezcan voluntarias solidariamente a hacer frente a nuestra deuda en caso de necesidad, o bien mediante la aportación de garantías adicionales, bienes en propiedad que pudieran ser entregados al banco como pago.
Es importante señalar el riesgo que existe en este punto. Es vital ser muy conscientes del riesgo al que estamos exponiendo a estas personas cercanas que se ofrecen como avales, ya que responden con el pago de sus bienes presentes y futuros ante nuestra deuda. Estas personas no tienen nada que ganar y sí todo que perder.