Se llama Elvira Yabbarova. Es ingeniera. En 2013 estudiaba un máster en infraestructuras en la Universidad de Madrid. A partir de aquel año se fue relacionando con ingenieros y arquitectos españoles con los que compartió proyectos y amistad. En una de aquellas múltiples reuniones comentó que su padre era nada menos que Rauf Yabbarov, ejecutivo de la empresa pública moscovita Avtodor, una compañía que se dedica a tramitar y gestionar las grandes concesiones de obra pública en Rusia, y presidente de la Asociación Nacional Nacional de Inversores y Operadores en carreteras.
Por aquel entonces, Sacyr Concesiones sabía que el tramo 3 y 4 de las autopistas de circunvalación de Moscú, así como la ampliación de un trozo de la autopista Moscú-San Petersburgo salían a concurso. Era una verdadero caramelo, pero difícil, muy difícil de conseguir.
Sacyr aprovechó la oportunidad
La casualidad se puso, sin embargo, del lado de la constructora española. Una de las amigas de Elvira era ingeniero en Sacyr y, rauda, comunicó a sus superiores aquella extraordinaria revelación de la joven rusa.
Pasaron escasos días hasta que la dirección de Sacyr convocó a Elvira Yabbarova a una reunión y le ofreció un puesto de trabajo en la constructora. La oferta fue suculenta: 20.000 euros mensuales por un mínimo de dos años y una comisión partir de la adjudicación de las distintas fases de las obras a las que se optaba. Yabbarova, encantada con la proposición, abandonó inmediatamente la empresa rusa MBP para la que trabajaba y se centró en el proyecto de Sacyr.
En 2016, efectivamente, Sacyr Concesiones (tras una alianza con una constructora rusa y otra china) obtuvo la macroconcesión de esta ingente obra, presupuestada en decenas de miles de millones de euros. Fueron los únicos candidatos.
¡Cuidado con el contrato!
Los directivos de Sacyr sabían que, de trascender, el contrato con la hija del magnate ruso podría girárseles en contra. La relación entre ambas partes estaba sometida a interpretaciones que podían afectar a la reputación de la compañía.
Así, para evitar o minimizar los eventuales problemas reputacionales o legales, en vez de contratar a Elvira Yabbarova directamente, lo hicieron a través de la empresa del marido de ésta, Brand Tissue.
“Si te he visto no me…”
A la concesión de la obra de la mastodóntica infraestructura a la unión de empresas de la que Sacyr formaba parte siguió la ruptura unilateral del contrato suscrito por la constructora española y la joven ingeniera rusa. Yabbarova había cobrado las primeras mensualidades pero la constructora española, ya con la adjudicación en el bolsillo, alegó errores de interpretación del acuerdo para rescindirlo.
Elvira Yabbarova se ha sentido un títere en manos de la constructora española y ahora ha planteado acciones judiciales contra Sacyr, a la que exige el cumplimento íntegro del contrato incluidas las millonarias comisiones porque, finalmente, recuerda en su denuncia, la constructora española obtuvo una parte considerable del pastel de las autopistas rusas.
A pesar de la insistencia de este medio, Sacyr ha declinado pronunciarse respecto a la denuncia.