Los modelos de inversión se están modificando para adecuarlos a los gustos de los pequeños inversores. Uno de los casos más relevantes es el que tiene que ver con los dividendos: si bien este pago era generalizado –y monopolizado— para la compra de acciones en la bolsa, desde hace pocos años se ha trasladado también a los fondos de inversión.
Una de las mayores novedades que presentan los fondos es que pueden generar un ingreso garantizado todos los años mediante los dividendos. Los titulares de sus participaciones pueden conseguir hasta un 10% de rendimiento fijo anual a sus ahorros. Es una estrategia que emplean las gestoras para atraer mayor número de clientes.
Los dividendos no están limitados únicamente a los fondos de renta variable, sino que están presentes en otros activos financieros con gran aceptación entre los inversores, como renta fija y alternativos. Es cierto que no con la generosidad de los ofrecidos por las empresas cotizadas en los mercados de renta variable, pero suficientes para contar con una retribución anual.
Pagos adaptados a la renta fija
Los productos de estas características no están masificados en su actual oferta, pero cuentan con las suficientes propuestas como para satisfacer la demanda de los inversores más conservadores.
A diferencia de lo que ocurre con las compañías cotizadas en bolsa, su cuantía no es fija todos los años, pero sí estable. Es algo más baja que la proporcionada en bolsa, con porcentajes que oscilan desde el 2 y el 10, frente al 5% que ofrecen las cotizadas en el Ibex 35.
Otra de las diferencias con respecto a los mercados bursátiles reside en los plazos de retribución. Porque, en efecto, su reparto es más dilatado, con una periodicidad anual o semestral. Pero la innovación que se establece en este modelo de inversión es que asegura retornos con la renta fija, mediante el pago del cupón de algunos bonos u obligaciones, aunque son las modalidades de los fondos que presentan los márgenes de beneficios más modestos.
Raramente sobrepasan la barrera del 3%, pero proporcionan mayores garantías en las operaciones y van destinados a un perfil de cliente muy bien definido: el que no busca excesivos riesgos y tiene una mayor predisposición para conformar una bolsa de ahorro al medio y largo plazo. Adquiere, en cualquier caso, mayor relevancia debido a que se está viviendo un escenario de escasa rentabilidad en todos los activos financieros de renta fija.
Como fondos de acumulación o distribución
Desde este escenario, la oferta que presentan estos fondos de inversión no es para nada desdeñable. De hecho, cerca de un 40% de los que están basados en la renta variable y que se venden en España están comercializados con esta aportación retributiva.
Casi todas las gestoras incluyen un producto de estas características para impulsar su penetración entre los clientes. Schroder European Dividend, JPM Europe Strategic, M&G Pan European Dividend o BGF European Equity Income son algunos de los ejemplos que ponen de manifiesto esta tendencia.
En todos los casos son conocidos como fondos de distribución o acumulación, en función de cómo se realicen los pagos. Guardan una cierta semejanza con los scrip dividend que reparten algunas empresas cotizadas en bolsa. En los fondos de inversión, esta estrategia se materializa bajo la reinversión de los dividendos en el propio producto (acumulación o de reparto) o directamente pasando a la cuenta corriente de sus titulares (distribución).
Esta actuación vendrá determinada por las características del modelo de inversión seleccionado o por las preferencias de los partícipes. En cualquier caso, hay una diferencia sustancial en el segundo de los formatos y no es otra que la inversión será mayor a partir de este momento, como consecuencia del incremento en el número de participaciones que aportaran los dividendos. Será un dato que vendrá expresado en los folletos informativos de estos productos. Para facilitar esta tarea entre los inversores, bastará que reflejen que es un income para conocer que realmente están ante uno de ellos.
Los 1.500 primeros euros exentos de impuestos
Al igual que ocurre con la bolsa, los dividendos de los fondos no presentan un periodo fijo en su abono. Pueden ser de forma trimestral, semestral o anual. Su cobro puede realizarse una o varias veces al año, en función de la política de reparto de las gestoras. En cualquiera de las situaciones, irá a parar directamente a la cuenta corriente de los inversores, siempre que estos formatos de ahorro sean de distribución.
Precisamente, su cobro nos lleva a otra de las novedades que generan estos productos financieros y que tiene que ver con su fiscalidad. Porque en efecto, hasta hace poco tiempo los 1.500 euros primeros pagados en concepto de dividendos procedentes de los fondos de inversión no estaban exentos de tributación, todo lo contrario de lo que sucedía con los distribuidos por las compañías de renta variable.
Pero ahora, y tras la reforma fiscal llevada a cabo recientemente, la situación ha cambiado sustancialmente y se han igualado ambas retribuciones para tener la misma fiscalidad como rendimientos del capital mobiliario que son. Este factor puede constituirse en un nuevo incentivo para optar por esta clase de inversión que se ha instalado definitivamente en el sector de las finanzas personales.