Barcelona es una ciudad masificada por el turismo, no es ninguna novedad. El parón vacacional de Semana Santa se ha cerrado con números excelentes a pesar del aumento de los precios en las pernoctaciones hoteleras. La capital catalana está llegando a sus límites.
El negocio turístico sigue una tendencia imparable que al parecer no frenará en verano. Por ello, hay voces que alertan de que el estío se prevé caótico.
El Informe de la Actividad Turística de 2016 recoge que el 47,5% de los vecinos pide al ayuntamiento que tome cartas en el asunto.
"No está preparada"
“Barcelona no está preparada para un verano masivo”. Con esta claridad se expresa Joan Balañach, responsable del área turismo de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona (FAVB).
Balañach explica a Crónica Global que la explotación turística está perpetuando un impacto "negativo" en la ciudad. “Se está cargando el comercio local, la vida de los barrios y el descanso de los residentes”, asegura el portavoz vecinal.
Los vecinos protestan por la masificación turística en Barcelona / CG
El sonido de las ruedas de maleta que cada vez se escucha más en Barcelona “se incrementará con el tiempo”, prevé.
Las entidades vecinales consideran que hasta que no se aplique el Plan Estratégico de Turismo hasta 2020, Barcelona no podrá acoger a tantos visitantes. Así, el verano pinta mal: calor y masificación, un cóctel complicado de gestionar.
Ciutat Vella, la que tiene más problemas
Distritos como Ciutat Vella, la Dreta de l'Eixample y Sant Antoni ya rozan sus máximos de ocupación desde hace tiempo. “Es necesario que comience un proceso de decrecimiento”, asegura el miembro de la FAVB.
La misma postura mantiene la Asamblea de Barrios por un Turismo Sostenible (ABTS): “Hay una hiperinflación que se da por la combinación entre el sector turístico y el inmobiliario”. En opinión de la asociación, Barcelona está “totalmente saturada”.
Uno de sus representantes lamenta que en el centro de la ciudad puede “tener 12 tiendas de souvenirs al lado de casa, lo difícil es encontrar una ferretería o una zapatería que no sea de lujo”.
El Parc Güell, uno de los lugares más visitados por los turistas / CG
Dificultad en el tráfico
La movilidad y la dificultad de la circulación afectan directamente a los peatones, así como la contaminación del aire por el incremento de cruceros y la generación de residuos que se provocan cuanta más gente cohabita en un lugar.
El aumento del precio de las pernoctaciones no ha afectado en 2016 a la llegada de cruceristas, que han aumentado el 5,6%. Por su parte, el aeropuerto de El Prat ha registrado 44,1 millones de pasajeros.
Unas cifras que disparan la afluencia de personas por las calles de una ciudad que cuenta con poco más de 1,6 millones de habitantes.
Un plan estratégico ansiado
Mientras se espera la aplicación del nuevo Plan Estratégico, el ayuntamiento piensa en una “tasa” que distribuya la riqueza que genera el turismo. Así lo ha asegurado la alcaldesa, Ada Colau, en una entrevista en Al Jazeera. La primera edil reconoce que los alojamientos turísticos han crecido un 18% en menos de cinco años.
El Plan Estratégico de Turismo de Barcelona para 2020 / CG
Por su parte, el concejal del área, Agustí Colom, apuesta por “gobernar un fenómeno” que aún están a tiempo de gestionar.
No obstante, será para 2020. Mientras, los vecinos esperan actuaciones a corto plazo, ya que la oleada de visitantes ya se deja notar por las calles de la capital catalana.