El teniente de alcalde de Cultura de Barcelona, Jaume Collboni (PSC), ha descartado este martes la compra del teatro El Molino. Ha justificado que el ayuntamiento “no está en disposición de asumir” su precio y condiciones, pero mantiene que trabaja para garantizar su actividad actual.
Algo parecido ocurre con el Teatre Principal. Tampoco será un equipamiento público a pesar de las promesas de la concejal de Ciutat Vella, Gala Pin. En un pleno de distrito, la política de BComú prometió adquirir el edificio para contar con un espacio cultural en el barrio. El problema es que el consistorio no cuenta con los recursos suficientes para adquirir su propiedad, en manos del Grupo Balañá.
El socialista, con todo, mantiene que harán lo posible para que reabra con una programación estable.
Contactos con las propiedades
En la comisión de Derechos Sociales, Cultura y Deporte, y a preguntas de la concejal del PP Àngels Esteller, Collboni ha reconocido que mantiene conversaciones con las propiedades de ambos teatros. Asegura que impulsará “todas las gestiones necesarias” para evitar su desaparición definitiva.
Incluso ha defendido que la avenida Paral·lel, donde se ubica el célebre edificio de El Molino, debe permanecer como un eje cultural de primera magnitud de la ciudad.
Concurso de acreedores
El problema es que la sociedad gestora del teatro de variedades centenario, Ociopuro, no puede hacer frente a una deuda de más de seis millones de euros. Arrastra este pasivo desde la conclusión del concurso voluntario de acreedores, en las navidades de 2014.
La actividad de El Molino permite hacer frente a los gastos diarios, pero no arroja los beneficios suficientes para liquidar los créditos vivos. Básicamente, con entidades bancarias. Ha incumplido el plan de pagos que avaló el Juzgado de lo Mercantil número 6 de Barcelona --contemplaba una carencia de dos años-- y está de nuevo con el agua el cuello.
Compra del Teatro Tantarantana
Desde que se reconoció la insolvencia del teatro, en 2013, se busca a un inversor para vender el inmueble y continuar la actividad en régimen de alquiler. Aún no se ha encontrado al candidato ideal. La compra del ayuntamiento era su principal salvavidas ante la delicada situación económica en la que está inmersa, pero Collboni ha dado portazo a esta alternativa.
No sería la primera ocasión en que el Gobierno de BComú y el PSC adquiere una sala de espectáculos de la capital catalana para asegurar su viabilidad. Hizo lo propio con el Teatro Tantarantana a principios de este enero. El Ejecutivo local pagó 1,3 millones de euros por la propiedad y abrió la puerta a otros equipamientos que viven una situación similar.