Los estudiantes universitarios, de máster e incluso doctorandos están pagando a otras personas para completar sus trabajos. Se trata de un proceso conocido como contract cheating (abuso de contrato) y es el nuevo reto para los académicos y la academia. Evoluciona rápidamente y es difícil de detectar pues las empresas que ofrecen estos servicios son muy cautelosas y disponen de herramientas para detectar posibles plagios.
“El proceso es simple”, detalla el profesor y director del programa Learning and Teaching de la Universidad de Swansea, Philip Newton. “El estudiante que debe escribir un ensayo o un trabajo para la universidad contacta con una compañía, paga una cuota y obtiene el producto”. “Es una práctica global que internet ha hecho posible con muchísima más facilidad”, añade el profesor.
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“Son muchas las empresas que ofrecen estos servicios, aproximadamente unas 1.000 que hayamos contabilizado y sólo en inglés”, explica. “Escriben todo tipo de ensayos, trabajos para la universidad, tesis de máster e incluso tesis doctorales”. Pero según señala el profesor, estas compañías ofrecen también a los estudiantes realizar los exámenes en su lugar.
Una categoría, un precio
Las implicaciones de estas prácticas son brutales. “Los estudiantes pueden graduarse y obtener títulos sin apenas demostrar que han aprendido algo o saben sobre su tema de especialización”, argumenta Newton y señala que “esto incluye también ingenieros, médicos, abogados, empresarios y un largo etcétera, algo muy peligroso para las sociedades actuales”.
“Todavía es imposible saber cuántos profesionales han usado este servicio”, expone el profesor asociado en la Facultad de Derecho y Criminología y director de la Academia de Inclusividad de la Universidad de Swansea, Michael Draper. “Lo que sí sabemos es que esta mala praxis daña la reputación de los grados y de los títulos universitarios”.
Distintas empresas dedicadas a ofrecer estos servicios y consultadas por Crónica Global han comentado que el precio de contratación varía en función del número de páginas, las fuentes consultadas, la especificidad temática y la fecha de entrega. Además, también se puede escoger si el texto debe ser en inglés británico, americano o escrito por alguien no nativo en el idioma de Shakespeare, además de la posibilidad de otras lenguas.
Captura detallada de los días y el precio final de la elaboración de una tesis doctoral
¿Vacío legal?
Las compañías dedicadas a estos servicios utilizan sistemas antiplagio. De hecho, la mayoría de empresas permiten al solicitante un contacto directo con la persona asignada para escribir su ensayo de manera que pueda facilitarse en todo momento un intercambio de ideas y giros.
Algunos países como Nueva Zelanda y determinados estados de EEUU tienen leyes dedicadas a perseguir estas malas prácticas, pero no son muy efectivas. “Los estudiantes están protegidos porque las cortes no quieren involucrarse en la relación entre estudiantes y universidades”, comenta Draper.
Cambios en la regulación
“Las universidades deberían revisar sus regulaciones y penalizaciones relacionadas con las malas conductas académicas y también cómo preparan a los estudiantes para la elaboración de los trabajos y ensayos”, expone Newton.
“Nuestra intención era presionar al Gobierno británico con el objetivo de que incluyera una sección en el Código Penal para que se pudiera penalizar a las compañías que ofrecen estos servicios”, detalla Draper. “Aunque con esto, las compañías siempre pueden alegar que no conocían los fines finales con los que el solicitante demandaba los ensayos”.
De momento, las leyes propuestas para regular estas malas prácticas en el mundo de la academia han sido rechazadas.