El conglomerado empresarial capitaneado por Arturo Suqué y Carmen Mateu ha iniciado el ejercicio con una ampliación de capital que ha supuesto un desembolso de 22,5 millones de euros. Estos son los fondos que se han aportado en sendos desdobles efectuados en Cavas del Castillo de Perelada.
A pesar de su nombre, la filial no se dedica exclusivamente al negocio vitivinícola. También ejerce de sociedad de cartera, como tenedora de parte de las acciones del complejo conglomerado empresarial que cada año arroja multimillonarios beneficios a la familia. De hecho, triplicó resultados en 2015, tal como avanzó Crónica Global.
Armazón enrevesado por voluntad
Este entramado de negocios se extiende por todo el mundo, llegando incluso a territorios de tributación especial como Luxemburgo. Los Suqué Mateu se empeñan en mantenerlo enmarañado. De hecho, los portavoces de la compañía han declinado hacer ningún comentario sobre la última operación de capital. Se han limitado a señalar que es una decisión interna del grupo.
Cavas Castillo de Perelada cerró 2015, el último ejercicio con los datos disponibles en el Registro Mercantil, con unas ventas idénticas a las del año anterior: 11,89 millones de euros. Con todo, el resultado neto bajó el 17,7% hasta quedarse en los 290.995 euros.
Laboral y participadas
Da empleo a 36 personas, un coste laboral nimio si se tiene en cuenta que el conglomerado de casinos en España, Luxemburgo, Portugal, Argentina y Uruguay alcanza una plantilla conjunta de 1.127 personas. Cada establecimiento cuenta con su propia sociedad explotadora diferenciada.
La compañía analizada actúa de sub-holding de la trama empresarial de los Suqué Mateu. Controla el 100% de la empresa J. Donadeu, especialista en lotes de Navidad; el 74,66% de los viñedos de Casa Gran del Siurana; el 50% de Perelada Comercial, que vende los caldos de esta marca on line; el 7,26% de la bodega Comercial Vinícola del Nordeste y, lo más importante, el 50% de Olivella Ferrari.
Cambio de sociedad de cabecera más importante
Esta empresa es la cabecera más importante hasta la fecha para la familia. Controla parte del negocio de casinos, agrupado en la compañía Invergaming, que es la joya de la corona del grupo. También posee la filial Inverama, otra de las sub-holdings destacadas del clan. Esta posee un amplio abanico de participaciones en negocios tan variados como el Club de Golf Peralada (Girona), las Termas Victoria de la Garriga (Barcelona) y varias fábricas especializadas en la producción de polipropileno, un tipo de plástico.
Los activos consolidados de Olivella Ferrari alcanzan los 526 millones y los fondos propios, 328 millones.
Arturo Suqué, el controvertido patriarca
El patriarca de la saga, Arturo Suqué Puig, ha amasado una fortuna enorme al calor de las concesiones administrativas de los casinos existentes en Cataluña. Son suyos tres de los cuatro abiertos, en una suerte de cuasi-monopolio muy lucrativo.
Suqué protagonizó en los años 80 del siglo pasado un escándalo sonado que hizo correr ríos de tinta, conocido como caso Casinos. El director financiero de la compañía acusó al empresario en 1989 de desviar 3.000 millones de pesetas de las arcas corporativas a entidades y sociedades relacionadas con Convergència Democràtica de Catalunya (CDC). De la citada cantidad, 600 millones habrían ido a para directamente a la caja del partido.
Caso cerrado
Tras una instrucción interminable de siete años y medio, el magistrado decidió en 1997 archivar el caso, no sin reconocer que el partido de Jordi Pujol y Artur Mas se había financiado de forma irregular con el dinero sucio de los casinos de Suqué.
Mucho más recientemente, en 2016 la unidad de delincuencia económica y fiscal de la Policía descubrió que la familia Suqué posee negocios inmobiliarios comunes con el comisionista Jordi Pujol Ferrusola, situados en Croacia. Se trata de unas copiosas inversiones realizadas con fondos de origen desconocido, en las que según la Udef, se habría incurrido en un presunto delito de blanqueo de capitales.