Ángel Ron ha dejado de ser oficialmente presidente de Banco Popular. Lo hace con el zurrón repleto de dinero, que le erige en un auténtico potentado.
Hasta ahora se sabía que el banquero tiene derecho a una pensión de jubilación de 8,5 millones de euros, pese a que los accionistas de la entidad se han arruinado durante sus doce años de gestión.
Pero el Popular envió ayer a la CNMV el informe de retribuciones del banco, correspondiente a 2016. En la letra pequeña del capítulo "sistemas de ahorro a largo plazo", la institución da cuenta de que a Ron le corresponde, además de los 8,5 millones, una pensión por jubilación de 1,1 millones anuales. Para nutrirla, con fecha 20 de febrero de 2017, el Popular ha aportado otros 15,6 millones a su fondo de previsión, de forma que Ron se asegura el cobro de más de 24 millones.
Pérdidas inconmensurables
El año pasado, la cotización se desplomó un 70% y el banco registró pérdidas históricas de 3.485 millones. Ron se embolsó 1,4 millones, entre sueldo fijo y remuneración variable.
Ángel Ron trepó a la cima del banco el 19 de octubre de 2004, tras la renuncia por enfermedad del irrepetible Luis Valls Taberner, que ocupaba el cargo desde 1972. En aquel momento, el Popular era un banco codiciado mundialmente por su extraordinaria eficiencia, de las más altas de Europa, su gran rentabilidad y su robusta solidez.
En el momento de encumbrarse Ron a la presidencia, las acciones del Popular cotizaban a 21,4 euros. Ayer cerraron a 0,839. En casi doce años de mandato, los accionistas de la entidad han experimentado una pérdida de valor del 96%.