Cambium, el grupo inversor que ha presentado la única oferta conocida para sacar a la empresa vasca del vidrio Vicrila del concurso de acreedores, ha solicitado a la administración concursal que le permita dar a conocer los puntos claves de su propuesta al conjunto de los trabajadores en una asamblea general.
La compañía pide a los administradores de la insolvencia que, antes de tomar cualquier decisión que pueda precipitar la liquidación del grupo, le permitan exponer su plan estratégico a la plantilla. Pretende desarrollar un debate al margen del posicionamiento del comité de empresa.
Negativa del comité de empresa
La propuesta de Cambium no ha sido negociada formalmente hasta ahora por parte de la administración concursal. Declinó la iniciativa ante la radical oposición del comité de empresa a debatir ninguna oferta que suponga un ajuste laboral.
La firma propone una inversión de 15 millones de euros para reflotar Vicrila, una reducción de 70 empleos, de forma aproximada, y un incremento de las horas de trabajo.
Calendario de la liquidación
Si antes del próximo 28 de febrero no se materializa ningún acuerdo de compra, la administración concursal iniciará el proceso de liquidación. El comité de empresa mantiene que existen nuevas ofertas para continuar con la actividad del grupo vasco, pero hasta el momento ninguna se ha formalizado y la única conocida es la presentada por Cambium.
La oposición de los representantes de los trabajadores a negociar la propuesta del inversor norteamericano lleva a Vicrila a una situación límite. Obligaría a los administradores concursales a no tener otra opción que abrir el proceso de liquidación.
Posición del Gobierno vasco
La situación del fabricante de vidrio preocupa al Gobierno vasco. Ha invertido 19 millones de euros en la compañía a través del fondo público Ezken y tiene un puesto en el consejo de administración a través de Ekarpen, su sociedad de participaciones industriales.
Fuentes de la Administración señalan el apoyo a la propuesta de Cambium como única vía factible para que Vicrila salga de la situación concursal y tenga un futuro viable. Desde Ekarpen se apoya de forma decidida la propuesta de que el conjunto de los trabajadores de Vicrila conozca el plan de futuro y se puedan debatir todos sus aspectos.
Aseguran que es necesario superar la barrera de oposición radical del comité de empresa y que exista un pronunciamiento por parte del conjunto de los trabajadores, según fuentes cercanas al Ejecutivo vasco. Su principal argumento es que no existen otras propuestas y la única alternativa que queda es la de ir a la liquidación.
Ofertas fantasmas de su antiguo director general
Otros interlocutores conocedores de la gestión concursal de Vicrila señalan que esas supuestas ofertas fantasma han surgido todas de Luis Fernández, antiguo Director General de Vicrila. Buena parte de la banca acreedora considera responsable directo de la desastrosa inversión en México que ha llevado a la empresa al borde de la liquidación.
Indican que Fernández usaría ahora el fondo Sainberg, liderado por Pedro Sainz de Baranda, como excusa de una oferta que “no requeriría despidos”. En medios financieros, sobre todo en el entorno de Kutxabank, se desconfía del empresario y se sospecha que el señuelo de Sainberg tiene como objetivo bloquear cualquier salida para Vicrila y favorecer los intereses de otros competidores.
Motivos de la quiebra
Vicrila ha llegado a esta situación concursal al arrastrar una serie de errores industriales, comerciales, financieros y de modelo de negocio que exigirán una reestructuración profunda. Y esta incluye un fuerte ajuste laboral. El salvamento de Vicrila supondrá fuertes sacrificios por todas las partes afectadas.
En opinión de expertos de la administración vasca, su situación es insostenible en el mercado en las condiciones actuales y se deteriora según se prolonga el concurso. No se trata de un simple problema financiero; la compañía tiene una estructura inservible en la actual situación del mercado de vidrio de mesa.
70 millones de pasivo
Vicrila (Vidriera y Cristalería de Lamiaco) entró en concurso de acreedores en septiembre de 2016 con un pasivo de más de 70 millones de euros y acumula pérdidas por más de 50 millones de euros.
Se fundó en 1890 y es de las pocas empresas centenarias vascas supervivientes. Desde 1970 ha estado controlada por multinacionales francesas como ARC o Saint Gobain.