Los bancos necesitan volver a prestar dinero. Esa era su principal forma de negocio y quedó resentida después de la crisis. Ahora, las entidades vuelven a tener liquidez. Todo está listo. Sólo falta alguien a quien hacer los préstamos, créditos, hipotecas. Ibercaja aún no encuentra –pero sigue buscando– demanda solvente para prestar créditos. Lo cuenta Jaime Rebull, director territorial de Ibercaja en Cataluña, en una entrevista con Crónica Global, donde también explora los retos de la entidad en 2017, incluida la digitalización.
-¿Las condiciones de una hipoteca son mejores ahora que antes de la crisis?
-Las cuotas de las hipotecas son razonables, con plazos que llegan hasta los 35 años y el Banco Central Europeo mantiene unos tipos de interés cercanos al cero.
-Entonces, ¿por qué no fluye el crédito?
-Quizá lo que no decimos es que hay más necesidad de ofertar crédito por parte de las entidades que demanda por parte de los clientes. Las familias dudan si hacen bien comprando una vivienda, si la podrán pagar. Los jóvenes prefieren alquilar.
-¿Ha aumentado el desembolso inicial requerido?
-Si no tienes ahorros, es más difícil acceder a la financiación. Vivimos en la cultura del precio, de conseguir siempre lo más barato, y nos olvidamos del ahorro, que es lo que nos permite acceder a la vivienda. Ibercaja es especialista en gestionar el ahorro de familias y empresas
-¿Cuál es el freno?
-Los órganos reguladores fijan condicionantes más rígidos para la concesión de créditos. Prestar dinero a personas que no tenían capacidad de devolverlo es lo que nos llevó a la crisis de 2008. La concesión del riesgo se estresó demasiado y generó una morosidad que ha debilitado a las entidades financieras.
-¿Hace eso que nos perdamos una buena oportunidad de firmar hipotecas, con los tipos de interés bajos?
-Es relativo que el consumidor se beneficie de unos tipos bajos. Un euríbor del 1,5% no es sostenible. Mi consejo es aprovechar que los tipos están en su punto más bajo pero firmar una hipoteca con tipo fijo, donde la inflación no te afecte. No dejes referenciado algo tan necesario como tu vivienda a variaciones de mercado.
-¿Cómo se desenvuelve Ibercaja con unos tipos de interés tan bajos?
-Es difícil. El margen con el que te ganas la vida se reduce muchísimo. De ahí el cobro de comisiones –del que los clientes se quejan tanto. Tienes que compensar tu falta de ingresos, buscar alternativas.
-A Ibercaja no le han salpicado los escándalos de las preferentes ni de las cláusulas suelo (solo tiene las heredades de Caja 3, que gestiona desde hace dos años). ¿Cómo ha conseguido esquivar ambos temporales?
-Ha sido intencionadamente que Ibercaja no se ha manchado las manos. Por no operar con cláusulas suelo perdimos muchas operaciones cuando había una guerra brutal en el mercado por captar hipotecarios. Estoy seguro de que, en un porcentaje muy alto, el que compró cláusulas suelo sabía lo que compraba: por eso tomó la decisión de irse de Ibercaja a otro banco. Ahora hay mucho proteccionismo. Pero los que fueron engañados, deben ser compensados.
-Ibercaja ha anunciado que abrirá seis oficinas en Cataluña en 2017, cuando la tendencia general es la contraria. ¿No cerrará ninguna?
-En Cataluña, así como Madrid o Levante, tenemos cuotas de mercado por debajo de la media estatal. Aún tenemos potencial de crecimiento. Apostamos por el factor humano diferencial. Pero ni nosotros ni nadie se plantea tener una oficina en cada esquina. También habrá reajustes, cambios de ubicación… se puede contemplar cerrar oficinas.
-¿Por qué apuestan por la digitalización de los servicios bancarios?
-Con la inversión tecnológica llegas a muchas más personas que con una oficina. Evidentemente, con la digitalización se gana muchísimo en eficiencia y en eficacia. No es sostenible tener oficinas para determinadas transacciones que no aportan valor económico, como las transferencias. La dificultad está en encontrar la velocidad de tránsito.
-¿Cuál es el reto?
-Abandonas a muchos clientes, les estás cambiando las reglas del juego. Y en eso va a haber gente que sufrirá, como las personas mayores. Hemos de intentar ver cómo es la mejor adecuación y las mejores fórmulas.