Hay vida más allá del Ibex 35. Y para comprobar tal aseveración nada más fácil que dirigirse al Mercado Alternativo Bursátil (MAB). Se trata de un índice secundario que engloba a las empresas de reducida capitalización que desean expandirse a través de su cotización en los mercados de renta variable.
¿Por qué motivos deciden emprender esta estrategia empresarial? Pues para beneficiarse de la regularización que les ofrecen los mercados financieros. Fundamentalmente, para que puedan financiarse. Pero sin olvidar otros elementos muy importantes para su desarrollo. Entre ellos, mayor visibilidad para mostrar sus líneas de negocio, al igual que la liquidez que necesitan para salir adelante en el sector empresarial.
Misma mecánica
La mecánica para invertir los ahorros es prácticamente la misma que en índices mayores, aunque con unas leves matizaciones. Entre ellas, que sus cotizaciones no son continuas, sino que varían en función de unos tramos horarios más amplios.
El principal efecto que ello produce entre los inversores es que tendrán mayores dificultades para ajustar sus precios de compra y venta. También porque sus títulos ofrecen menor liquidez. Hasta el punto que en muchos de los casos los compradores pueden verse atrapados en sus posiciones. En especial, si formalizan sus operaciones a un precio definido y no optan por el precio de mercado.
¿Qué empresas cotizan en el MAB?
Las empresas que cotizan en el MAB proceden de casi todos los sectores y líneas de negocio, sin exclusiones de ninguna naturaleza. Para muchas de ellas, es un paso intermedio hasta cotizar en índices de superior categoría como el Mercado Continuo Español. Ninguna ha llegado a integrarse en el índice selectivo de la bolsa española.
Cotizan más de 50 marcas comerciales, con nombres tan conocidos como Carbures o Catenon; desde líneas de negocio vinculadas a la biotecnología (Bionaturis, NeuronBio o Inkemia), a los servicios de consumo (Boda Click, Imaginarium) o a las telecomunicaciones (Altia o Eurona).
Mueven muy pocos títulos en cada sesión bursátil, a excepción de escenarios poco frecuentes, en los que por motivos de algún hecho noticiable de especial relevancia atraen con mayor fuerza el interés de los inversores.
Con el lastre de Gowex
Es un mercado que necesita del conocimiento de los inversores. Es preciso que sepan dónde invierten sus ahorros y que definan cuáles son los riesgos que pueden asumir. De esta forma, evitarán lo que pasó hace pocos años con unos de sus integrantes más relevantes: Gowex. Después de revalorizarse en casi un 100%, decidió terminar su aventura en los mercados de renta variable de una forma un tanto abrupta, tras descubrirse que llevaba más de cuatro años falsificando sus cuentas empresariales.
La Asociación Europea de Inversores Profesionales (Asinver) puso de manifiesto que cerca de 5.000 inversores quedaron atrapados en Gowex como consecuencia de las malas prácticas empresariales. El escándalo puso en marcha el debate sobre el control de las empresas que cotizan en este índice.
Con la constitución del Mercado Alternativo Bursátil como autorregulado, la labor de supervisión recae en este organismo, la Asinver. La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMA) debe velar solo por su transparencia.
Comportamiento de sus valores
La inversión en empresas de tamaño pequeño con proyectos de expansión siempre supone un mayor riesgo que hacerlo en otras que están medianamente consolidadas. Esto es lo que ocurre con los valores integrantes del MAB. También apuntan otras características que los hacen más reconocibles ante los pequeños y medianos inversores.
Estos proyectos, sin embargo, son más aptos para obtener un alto rendimiento en las operaciones. Aunque también son más propensos a dejarse muchos euros por el camino. La razón se debe a su volatilidad: es muy alta, con unas diferencias entre su precio máximo y mínimo muy abultadas. Con desviaciones que incluso pueden superar el 15% con frecuencia.
Otra de sus principales peculiaridades es que cualquier movimiento brusco en sus operaciones genera oscilaciones muy fuertes en sus precios. Hasta el punto que son valores más proclives a los movimientos especulativos. Se trata de rentabilizar las compras en el más corto espacio de tiempo posible. Es por ello que la estabilidad en sus precios no es una de las virtudes que presentan los componentes de este índice bursátil.
Baja contratación
Son valores más manipulables que los restantes. Con pocos títulos contratados pueden llevar a sus precios en uno u otro sentido con gran facilidad. Además, en ninguno de los casos reparte dividendos a sus accionistas, al no ofrecer beneficios en sus cuentas empresariales.
Finalmente, uno de los rasgos que quedan patentes también es su bajo volumen de contratación. Ciertamente escaso si se compara con las empresas cotizadas en el Mercado Continuo Nacional. Con un seguimiento prácticamente nulo por parte de los más importantes bróker o intermediarios financieros. Sin ningún peso específico en el resultado global de la bolsa española.