A regañadientes y obligada por los tribunales, la banca española ha iniciado una purga de los pecados que cometió antes de la crisis. Las entidades que han quedado vivas tras la estocada de la recesión, deben asumir ahora en sus balances los últimos varapalos de la justicia europea. Y la repercusión no es sólo económica. Hunde un poco más la mala imagen que han cultivado en la última década.
Todo ello, en un escenario de tipos de derribo que impactan en el negocio financiero tradicional y obligan a diversificar. La previsión es optimista en este sentido, aunque el Tribunal de Luxemburgo ha dado el empujón final al camino de expiación emprendido.
Reforma de la ley hipotecaria
Las lleva ante otro escenario que el sector quiere evitar. El de la reforma de la ley hipotecaria que anunció el viernes el ministro de Economía, Luis de Guindos.
Son conscientes de que el actual equilibrio parlamentario llevará a una regulación menos permisiva a la hora de aplicar condiciones a los préstamos. Solo con la resolución de la justicia comunitaria del pasado jueves en la mano, están en juego los requisitos en los vencimientos.
Bruselas alerta de los abusos
Otro toque de atención desde Bruselas a la desprotección de los clientes españoles ante los abusos de la banca en las hipotecas. Además, se ha abierto el debate sobre otros peajes como los recargos a las liquidaciones avanzadas y los gastos asociados a las hipotecas --formalización, inscripción registral, tasa de Actos Jurídicos Documentados-- que los bancos imponen a sus clientes.
El impacto de un cambio en esta última cuestión será mucho mayor que el de las cláusulas suelo, alertan los expertos consultados. Por encima de los 4.000 millones que se calculó tras la famosa sentencia sobre el suelo y que la patronal del sector, la Asociación Española de la Banca (AEB), rebajó después a una horquilla de entre 2.000 y 3.000 millones. Goldman Sachs prevé que las entidades devuelvan 2.500 millones.
Pago de tasas e inscripción registral
No todas las hipotecas incluyen cláusulas suelo, mientras que los clientes asumen todos los gastos de gestión en la liturgia de la firma de un préstamo. Incluso los que tienen condiciones hipotecarias más favorables han tenido que rascarse el bolsillo.
Si la banca se declara finalmente corresponsable de estos peajes deberá disparar las dotaciones. Nadie se atreve por ahora a poner una cifra al coste global, aunque algunas voces alertan de que en el sector se resistirán a cualquier cambio en este sentido.
Rechazo de los banqueros a una nueva ley
El presidente de BBVA, Francisco González, y el de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, defendieron a ultranza la norma vigente hace una semana. El de Banco Sabadell, Josep Oliu, se unió a ellos el viernes al asegurar que “es buena y ha permitido que los españoles ahorraran y adquieran un piso”.
El banquero catalán puso el dedo en la llaga al manifestar que existen “problemas sociales que no son consecuencia de la ley hipotecaria”. La apuesta del sector financiero es la de modificar algunos enunciados de la norma. Mantenerla es ahora una prioridad.