La recuperación del mercado inmobiliario ocupa tiempo y espacio en los medios de comunicación desde hace meses. El incremento del precio de la vivienda, también, y ha desencadenado en un cruce de acusaciones entre los distintos actores del sector.
La mejora del mercado tras un periodo de crisis suele ir acompañada de la proliferación de nuevas agencias de construcción, arrendamiento, venta y administración de casas. En este caso, la toma de aire del negocio coincide con una elevada tasa de desempleo.
Abrir una agencia es “fácil y barato”, aseguran fuentes del sector, por lo que “se atreve todo el mundo”. Las inmobiliarias tradicionales, que llevan décadas en el negocio, se quejan de intrusismo ante la proliferación "descontrolada" de nuevos intermediarios.
'Se pasan la pelota'
Las franquicias son los actores que más incomodan a las agencias veteranas. Pero se defienden. Aseguran que los profesionales que abren nuevas oficinas bajo su marca están debidamente formados y argumentan que los vendedores particulares son quienes sobrevaloran las propiedades.
Las firmas tradicionales incluyen las franquicias entre los factores que influyen en el incremento, por hinchar los precios, junto con el principio de la recuperación económica y el aumento del coste de vivir de alquiler, entre otros.
Aumento de precios
El precio de los inmuebles dejó atrás la crisis y suma varios meses de crecimiento en todo el continente. En España, los últimos datos oficiales son del tercer trimestre de 2016, cuando la vivienda registró un encarecimiento del 4% sobre el mismo periodo del año anterior. Y el 3,9% en comparación con el segundo trimestre, según el Instituto Nacional de Estadística (INE).
Los números se disparan en las grandes ciudades. Mientras algunas voces del sector hablan de una nueva burbuja todavía sin haber salido de los efectos de la anterior, otras aseguran que aún es muy reciente y que no se caerá en los mismos errores.
Inmuebles sobrevalorados
Ambos denuncian que las nuevas oficinas dan “poca seguridad jurídica”. Amat afirma que para colegiarse como agente inmobiliario “solo se tiene que pagar una cuota, mientras que antes se necesitaba un mínimo de formación”.
Cataluña es, de hecho, una de las pocas comunidades autónomas que regula de algún modo el sector. “Es en el momento en el que entran en escena las cédulas y las hipotecas cuando se ve que [las agencias sin experiencia y las nuevas franquicias] van cojas”, añade Gracia.
La formación como garantía
Las empresas que funcionan con franquicias se defienden. Don Piso y Tecnocasa son dos ejemplos, aunque los modelos son distintos. Mientras que la primera cuenta con 24 oficinas propias y 52 concesiones en toda España --el 80% de sus ingresos provienen del negocio propio--, Tecnocasa funciona únicamente a través de sus 515 oficinas con licencia.