Nadie le tose en la hierba a Artur Carulla, el hombre fuerte de Agrolimen (Gallina Blanca, Pans & Company, Bocatta, Affinity, Biocentury). Es el verdadero rey del golf entre el empresariado catalán y el hombre que se mantiene al frente de esa clasificación desde hace casi una década. Su hándicap en el campo de juego sigue siendo el más bajo (6,07), según los datos oficiales de la federación española de este deporte.
A un hándicap más bajo, en el golf le corresponde un mayor virtuosismo con los palos para completar los 18 hoyos que forman un campo. Carulla, por tanto, está a gran distancia de otros hombres de negocio barceloneses que practican este deporte de manera habitual. El empresario nacionalista de la alimentación --ahora también editor del diario independentista Ara-- no tiene casi contrincante en la disciplina. Se le acercan un controvertido inversor inmobiliario (Josep Maria Xercavins; 10,20) y el hombre fuerte del grupo Planeta y Atresmedia, Josep Creuheras, que atesora un hándicap de 10,50. El nivel de destreza de estos dos últimos ha sido obtenido a lo largo de 2016, en noviembre y en junio, respectivamente.
Dudas sobre la conveniencia
En la cultura del management anglosajón existe una posición dual con respecto a la práctica del golf y su compatibilidad con los negocios. De una parte, es conocido que salir al campo en un torneo requiere de un tiempo largo para completar los hoyos. Una de las modalidades más habituales es el juego en pareja: dos practicantes arrancan de manera conjunta el juego, pero cada uno compite contra su propia marca más que contra el acompañante. Esas horas que se comparten acostumbran a ser un espacio idóneo para el intercambio de información y las relaciones públicas.
Sin embargo, esa misma argumentación tiene un reverso: las horas de práctica que un jugador consume con los palos es tiempo que puede haber sido hurtado a su negocio o a su empresa. “Si un jugador dedica mucho tiempo a ser un virtuoso no está atendiendo a su función ejecutiva o de control”, explica uno de los defensores de esta tesis. Sin embargo, casos como el del presidente de la Fundación La Caixa o Gas Natural, Isidro Fainé, ponen en cuestión el argumento. El todopoderoso responsable del grupo La Caixa renovó su hándicap en octubre pasado con una marca de 12,60. Y esa práctica parece compatible con sus múltiples cargos y ocupaciones.
Gay de Montellà y su esposa campeona
Hay otros muchos practicantes de la disciplina entre las primeras posiciones. Desde el presidente de Fomento del Trabajo, Joaquín Gay de Montellà (12,50), al conocido exdelegado del Consorcio de la Zona Franca y exconcejal del PP, Enrique Lacalle (12,80). En el caso del jefe de la patronal catalana y vicepresidente de la CEOE se da la circunstancia de que, pese a ser un aventajado jugador, su esposa Marta Estany le supera de manera clara, ya que incluso fue campeona de España y subcampeona de Europa de la especialidad.
Emilio Cuatrecasas (18), Antoni Brufau (16,20), Jorge Miarnau (13,80) y Miquel Martí (14,60) son algunos de los burgueses barceloneses que se sitúan en una segunda línea de capacidades golfísticas. En la lista elaborada por Crónica Global puede comprobarse cómo se incorporan nuevos empresarios que mejoran sus dotes con los palos, como Carlos Godó, Josep Maria Bartomeu, Javier Faus o Jordi Gual, el presidente de Caixabank, quien pese a su buen nivel no podrá superar en una salida conjunta a su primer accionista, Isidro Fainé.
Campeonas femeninas
La práctica del golf es en su mayoría masculina, aunque algunas empresarias han decidido participar. Es el caso de la banquera Ana Patricia Botín, con un hándicap de 7,70 golpes por encima del par del campo. Su padre Emilio Botín figuraba cada año entre los mejores jugadores del mundo empresarial español. La familia, de hecho, siempre ha mantenido una alta vinculación con la práctica de ese deporte. Uno de sus miembros emparentó en su día con el malogrado campeón español Severiano Ballesteros.
Otra de las damas del mundo español de los negocios, la presidenta de los embotelladores europeos de Coca-Cola, Sol Daurella, también es practicante. Su último hándicap reconocido es 15,20, inferior al de su marido Carles Vilarrubí, vicepresidente del Barça y de Rothschild España (19,80). En cualquier caso, ninguna de ellas se acerca al virtuosismo acreditado por la que fuera presidenta de la Comunidad de Madrid, la política del PP Esperanza Aguirre. Es la auténtica líder, con un hándicap recién renovado de 6,70. Justo el mismo nivel que el del campeón masculino del mundo de la empresa.