El sector de las impresoras 3D ha corregido su rumbo a tiempo. Hace apenas cinco años que irrumpió en España la tecnología de la impresión en tres dimensiones, con la promesa de que todos los hogares tendrían una de esas máquinas. El fenómeno futurista no se ha producido, pero lo cierto es que los fabricantes prevén un aumento del 200% de las ventas para el cierre de 2016.
El crecimiento ha sido similar durante los últimos tres años. El sector contiene la euforia, consciente de que el incremento es muy elevado porque partían de cero. Mientras, los comerciantes que venden el producto en tienda también se benefician del auge, pero sus proyecciones de venta son seis veces menores, de un 40%. Una brecha que ilustra hacia dónde va el sector de la impresión de objeto.
La magia que no fue
“Se creía que todo el mundo iba a tener una impresora 3D en casa”, reconoce Pol Domenech, jefe de ventas y marketing de BCN3D, el principal fabricante de esta tecnología en España, con clientes como Disney, la NASA o Louis Vutton, entre muchas otras compañías internacionales.
“Nos hicieron creer que las impresoras 3D eran magia” una idea que sembraron estrategias de marketing con “una percepción errónea de la realidad”, coincide Rafael Bravo, propietario de Tres de Nou, una empresa que comercializa impresoras 3D en Barcelona.
Muchos particulares adquirieron impresoras para el hogar o como si de juguetes se tratase y no le encontraron ninguna utilidad. “Se lanzaron unas expectativas demasiado altas”, señala el director general de compras de nuevas tecnologías en la Península Ibérica, Jordi Suñé. En la actualidad, sus principales clientes son emprendedores y Pymes.
La revolución real
El 75% de sus clientes son profesionales. Desde arquitectos o ingenieros a diseñadores de las más variadas industrias que consiguen hacer prototipos y maquetas a muy bajo coste gracias a las impresoras. La tecnología ha sido disruptiva sobre todo en el sector de la medicina ya que, por ejemplo, permite hacer moldes de prótesis a un bajo coste, según Suñé.
La “eclosión de la impresión” de los últimos tres años es el resultado de 30 años de desarrollo tecnológico, señala Bravo. La previsión del crecimiento al cierre de 2016 es del 45% para Tres de Nou, una pequeña empresa barcelonesa que tuvo visión de mercado. Cifras similares, aunque algo más discretas, manejan en el departamento de nuevas tecnologías de Media Markt, una de las grandes superficies especializadas de España.
Beneficios que son inversión
Desde BCN3D, Domenech reconoce que, a pesar de las buenas cifras, su crecimiento ha estado limitado por “la capacidad financiera”. Para estar en primera línea, el fabricante precisa de un volumen de inversión muy elevado que le permita ser competitivo a nivel internacional y mantener los clientes.
La mayor parte de los beneficios fruto de ese 200% de crecimiento de ventas se han invertido en desarrollo tecnológico. El ejemplo es la nueva máquina lanzada al mercado, que incorpora un sistema de trabajo con dos materiales de forma independiente. Así, se consigue trabajar cada materia prima por separado, en su temperatura adecuada y con más precisión para una mayor calidad final. Este es el último avance de 2016 y el próximo año promete muchos más.