Ningún coche diesel circulará por Madrid en 2025. El Ayuntamiento de Manuela Carmena prohibirá la circulación de esta clase de motores, por considerarlos los más dañinos para la salud humana. Se trata de una decisión pionera para mejorar la calidad del aire de la urbe.
Paris, Atenas y México DF también han dado el paso y expulsarán a los diesel en menos de una década. Los cuatro alcaldes han acordado "el compromiso en hacer todo lo que esté en su poder para incentivar el uso del vehículo eléctrico, de hidrógeno e híbrido”. El pacto se ha cerrado en la cumbre C40 Mayors Summits que se celebra en la capital mexicana esta semana.
¿Por qué contra los diésel?
Lo irónico es que los gobiernos locales originalmente promovieron los vehículos diesel porque emitían menos CO2, culpable directo del efecto invernadero y, por ende, del calentamiento global. El error en esta asunción fue dejar fuera de la ecuación los óxidos de nitrógeno, que más allá del medioambiente, es directamente --y gravemente-- perjudicial para la salud humana.
Este nitrógeno forma una especie de capa de ozono a nivel de suelo que, al respirar, genera de forma activa dificultades respiratorias, incluso en personas sanas, que derivan en enfermedades e incluso la muerte. Múltiples estudios han probado este fenómeno a lo largo de los últimos años.
Otro incentivo para comprarse un diésel, antaño, es que el motor era más eficiente y el carburante más barato. Pero también eso ha cambiado. La evolución de la ingeniería nos ha dejado motores de gasolina que consumen menos que los diésel. Y el precio de ambos carburantes está prácticamente a la par.
Target: diésel
La decisión de “restringir a los mayores emisores” es acertada para el director del Instituto Universitario de Investigación del Automóvil, José María López Martínez. “¿Por qué penalizar a todos los vehículos motorizados si sabemos dónde está el problema?”, se pregunta. Es preferible esta medida a protocolos de emergencia aleatorios, como el acceso cerrado total al centro histórico --que llevan a cabo en Madrid o París-- o la restricción del derecho a circular según matrículas pares o impares, como en el DF.
El siguiente paso, con suerte, lo darán la Comisión Europea, en Bruselas, y la ONU, en Ginebra, que trabajan en la Real Driving Emissions (RDE). Esta política obligará a los fabricantes automovilísticos a instalar medidores de emisiones a tiempo real en cada vehículo, con lo que las autoridades podrán discernir qué coches pueden acceder al centro de la urbe.
Vetos y evolución del mercado
También hay detractores. “La lógica de prohibir” se aplica en la fase equivocada, según Juan Norverto, profesor de ingeniería industrial de la Universidad de Comillas. No basta con el veto de acceso al centro de la ciudad, hay que evitar la fabricación de coches altamente contaminantes, argumenta. Y para los que ya estén en circulación, propone la inversión de las empresas automovilísticas –y los compradores– en “catalizadores más complejos” que depuren las emisiones de los diésel.
España aún es un país de mayoría diésel. Sin embargo, la tendencia se ha revertido. Desde hace unos pocos años, vuelven a estar al alza los nuevos motores de gasolina, cada vez son más eficientes, según datos facilitados por SEAT. La empresa automovilística española lanzará al mercado su primer coche eléctrico en 2019, en una apuesta por un mercado que apenas representa el 2,64% del total.