La icónica sala de fiestas y conciertos Bikini y su negocio paralelo, el restaurante con espectáculo Gatsby, son objeto de una pugna empresarial que sumará un nuevo capítulo a principios de 2017. El próximo 12 de enero, se celebrará una junta de accionistas en la que la familia Cano, los históricos dueños de los locales, intentarán recuperar la gestión de ambos negocios, que perdieron en el encuentro de propietarios de agosto.
No se presentaron en el encuentro y los dos minoritarios, Gustavo Alfonso Villa y Henri Louis Hening, decidieron tomar el control mercantil y dar un golpe de timón para intentar apartarse de los números rojos que han amasado los últimos años. Cerraron el ejercicio 2014, el último con datos consolidados ante el Registro Mercantil, con unas pérdidas de 29.600 euros frente a los beneficios de casi 36.000 euros de 2013.
Pérdidas frente a una facturación millonaria
Contrastan ambas cifras con las pérdidas de 683.800 euros con las que consolidaron las cuentas de 2012, en un momento en el que la crisis y el incremento del IVA dejaron el club y su restaurante al borde de la desaparición. El momento más duro de la gestión ha pasado, indican fuentes próximas a la dirección de la Sala Bikini, pero el rojo persiste en sus libros.
Todo ello, a pesar de la millonaria cifra de ventas. En 2012, la facturación alcanzó los 1,7 millones de euros, creció hasta los 2,6 millones el año siguiente y se apuntó una caída del 13% en 2014 al cerrar con 2,3 millones.
Reestructuración de los minoritarios
Fuentes conocedoras de los resultados de explotación de la sociedad holding de ambas salas indican que la tendencia se mantuvo en 2015 y persistió en el primer semestre de 2016. Se ha registrado un cambio de signo en los ingresos en el inicio del cuarto trimestre que se apuntan a la reestructuración que han aplicado los minoritarios.
Villa y Hening decidieron en primera instancia nombrar como administrador único al letrado Javier Fernández-Hidalgo, socio de Proveritate Abogados, para fiscalizar la actividad real de la compañía y tomar las decisiones que fueran necesarias para reducir las pérdidas y solucionar el principal problema de la compañía: los impagos con proveedores acumulados.
Debate sobre el 10% de la propiedad
La deuda que se arrastraba se ha empezado a ordenar --solo el pasivo a largo plazo alcanzaba los 565.000 euros en 2014-- y, a finales de septiembre, se decidió un cambio en la dirección ejecutiva de la sociedad para atraer de nuevo a gente a la sala y rentabilizar el activo.
El plan de reestructuración que se ha iniciado puede caer en la junta de principios de enero con nuevo cambio de administradores de Bikini. Los Cano controlan, directamente a través de International Dancing Amusement, el 50% de los títulos de la holding. Los dos minoritarios podrían equipararles con el otro 50%, aunque solo conseguirán este objetivo si pueden acreditar que otro 10% de la propiedad, fruto de las últimas ampliaciones de capitales, no es solo de la familia fundadora, sino que se debe repartir a partes iguales entre todos los que tienen participación en la compañía.
La batalla empresarial se intentará resolver a principios de enero.