Barcelona trata de escapar de la etiqueta ciudad low cost e impone una tasa a todo crucerista que pise la ciudad, sin importar cuánto tiempo se quede. Una noticia impopular que se incorporará a los Presupuestos de la Generalitat de 2017, afectando a todos los puertos catalanes, y que no ha sentado bien en el sector naviero. Un sector que, sin embargo, saca pecho y asegura que saldrá adelante.
A la pregunta de si afectará al negocio de los cruceros, fuentes del sector sostienen que todo depende de cuáles sean las prioridades de la naviera en ese momento. Si la empresa aplica una política de precios y persigue el ofrecer viajes de gama popular, puede que haga modificaciones en el itinerario. Por ahora, el sector prefiere mantener la prudencia y descarta cambios inmediatos.
Cuando la tasa se come el ‘low cost’
El incremento de las tasas turísticas se ha convertido en una tendencia en toda Europa y los puertos del Mediterráneo se encarecen. En ocasiones, el canon es superior al coste del viaje de recreo. Para una travesía de siete noches por el Mediterráneo, las tarifas turísticas totales oscilan entre 150 y 200 euros, según los puertos en los que el barco recale. Es decir, la media es de más de 20 euros la noche.
Algo parecido sucedió con las aerolíneas de bajo coste que hace menos de una década se quedaban con los viajeros de la competencia. A veces, se daba la circunstancia de que las tasas y la facturación de equipaje o el carburante duplicaban el precio original del billete.
Cabe la posibilidad de que, tras sumarse a la tendencia, Barcelona deje de ser tenida en cuenta como destino low cost.
Barcelona aún es barata
Con todo, Barcelona seguirá siendo una ciudad barata para el extranjero. La amplia gama de posibilidades en restaurantes y alojamiento hacen que la Ciudad Condal sea más asequible que otros enclaves europeos.
Por el momento, las navieras rechazan la idea de que la implementación de la nueva tasa deje a Barcelona fuera del mapa de los cruceros. Se trata de tan solo 0,65 euros, frente a la tarifa existente para más de 12 horas, que se mantiene en 2,25 euros. Se trata de un importe que las grandes empresas navieras pueden asumir.
Sería extraño un crucero por el Mediterráneo que incluyera España y no atracase en Barcelona. Los puertos alternativos son muy limitados y recalar en ellos puede salir más caro si el turista se tiene que desplazar por otro medio o contratar una excursión organizada para llegar al puerto caro donde evita dormir.
Imagen de un crucero en el puerto de Valencia
Recalar en Valencia, por ejemplo, no tendría mucho sentido para el turista que quiera visitar Barcelona. El ahorro de la tasa turística –que el Gobierno valenciano no impone– no se compensa con los gastos extra en los que se incurriría. La capital catalana, de momento, seguirá en el mapa de los cruceros.
El crucerista que se libra
Alrededor de 2,6 millones de cruceristas pasarán este año por la Ciudad Condal, y llegarán en las 750 escalas de cruceros que realizarán las 40 navieras que operan en el puerto, según previsiones del Puerto de Barcelona.
Las tasas que pagarán estos más de dos millones y medio de cruceristas dependerán del tipo de barco en el que viajen: del tamaño, por el calado que precisa cuando está atracado en el muelle, y por la categoría, de la misma manera que en los hoteles se tienen en cuenta las estrellas.
Pero no todos pagarán la nueva tasa. Se librarán del desembolso los que comienzan y acaban su itinerario en la ciudad, ya que técnicamente no duermen en el puerto. El 61% de los cruceristas que pasan por Barcelona lo utilizan como base, una cifra que ha crecido un 6% en el último año.
¿Necesita Barcelona una nueva tasa turística para los cruceristas que utilizan la ciudad como puerto base?
La polémica más allá de los cruceros
El aumento de la tasa turística también golpeará a los pisos turísticos, que los equipara fiscalmente a los turistas que pernoctan en hoteles de lujo. La tasa se incrementa en casi el 250%, pasando de los 0,65 euros por persona y noche actuales a 2,25 euros.
La Asociación de Apartamentos Turísticos de Barcelona (Apartur) y la Federación Catalana de Apartamentos Turísticos (Federatur) han expresado su rechazo frontal a la propuesta. El presidente de Apartur, Enrique Alcántara, ha argumentado que este aumento de la tasa turística pasaría a representar más del 10% del precio de la estancia en un apartamento turístico, mientras que para el visitante que se aloja en un hotel de lujo no cambia y supone menos de un 1% del coste de su estancia.