La Comisión Europea ha dado una de cal y una de arena al Gobierno de Mariano Rajoy en la presentación de sus previsiones económicas de otoño. Bruselas dibuja un final de año optimista en el que mejora en seis décimas el crecimiento previsto del PIB hasta dejarlo en el 3,2%, por encima del 2,9% que el Ejecutivo ha incluido en su cuadro macroeconómico. Afirma que el desvío del déficit público se quedará en el 4,6% a finales de año, tal y como se había pactado, pero la situación se tuerce a partir de ese momento.
Bruselas asegura que el crecimiento se relajará pero seguirá fuerte en 2017, aunque alerta de que España no alcanzará el programa de estabilidad pactado. Rebaja una décima el crecimiento económico del próximo ejercicio hasta dejar el avance del PIB en el 2,3%, la misma proyección que Rajoy, pero eleva el desvío de las administraciones públicas hasta el 3,8%. Es decir, siete décimas por encima del compromiso de estabilidad y dos más que la proyección presentada por Madrid.
La Comisión reclama más recortes
Moncloa se había mostrado confiada en los últimos días de que la mejora en la evolución económica del país facilitaría alcanzar el objetivo de estabilidad. Incluso confirmó que revisaría al alza el cuadro macroeconómico vigente, que coincide con Bruselas en el incremento del PIB para el año próximo. Pero el Ejecutivo comunitario insiste en la presentación de sus previsiones que es necesario un nuevo ajuste.
Incluso para 2018. La proyección económica para ese ejercicio también es pesimista. Indica que el crecimiento económico de España se frenará hasta alcanzar e 2,1% y que el desvío del déficit público llegará al 3,2%, cuatro décimas por encima del compromiso del plan de estabilidad.
Negociación de los presupuestos
Bruselas espera que el nuevo ajuste aparezca en los presupuestos que Rajoy deberá entregar en las próximas semanas. Está cifrado en 5.500 millones de euros que no se sabe de dónde saldrá, ya que el ministro de Economía, Luis de Guindos, ha declinado hacer ninguna declaración al respecto.
Es el primer reto del nuevo Gobierno de España. El PP no alcanza la mayoría necesaria en el Congreso con el simple apoyo de Ciudadanos, por lo que deberá negociar con otras fuerzas de la oposición para sacar adelante las cuentas públicas. El interlocutor preferido hasta la fecha, además de la formación liderada por Albert Rivera con la que ya ha empezado a trabajar, son los nacionalistas vascos.